martes, 8 de abril de 2014

Sola Gratia

Sola Gratia, solamente por la gracia. Eso es lo que dice el siguiente estandarte que levantaron los reformadores hace ya casi cinco siglos, y lo hicieron porque era absolutamente necesario hacerlo para declarar cómo era el Evangelio de Cristo, en qué consisten las Buenas Noticias que Dios nos había dejado en la Biblia.

En la primera entrega de las Cinco Solas, nos detuvimos en la Sola Scriptura, y estuvimos viendo cual debe ser la base sobre la que se edifique toda creencia y doctrina, de qué se trata el Fundamento Apostólico sobre el que debemos cimentar todo lo demás, y vimos que la Biblia no nos deja otra opción que tomar todo aquello que está en contra de lo que enseña en sus mismas páginas como falsedad, y aquí están incluidas muchas de las creencias, prácticas y enseñanzas supuestamente cristianas. En la segunda, estuvimos viendo el cómo se recibía la salvación según la Biblia, y esto es por la Sola Fide, solamente por la fe, sin tener que hacer nada más para recibirla, solamente extender la mano y recibirlo. Hoy vamos a ver el por qué, cuál es la razón que Dios nos regalase una salvación tan grande.

Sola Gratia establece que la salvación del hombre es un “favor inmerecido”, es decir, que ni tú ni yo tenemos nada en nosotros mismos que haga que Dios nos regale esta salvación. Ya vimos que no hay nada que podamos hacer para obtenerla, que no hay nada con que podamos pagar lo que Dios nos regala, solo se puede aceptar por fe. Pero tampoco hay nada en nosotros que merezca, ni de una manera muy remota, lo que Dios hizo por nosotros al entregarse a sí mismo, no hay una bondad escondida, un futuro de servicio ciego, las buenas obras que sean, nada que nos haga, ni en el presente ni en el futuro, merecedores de esta salvación (Isaías 64:6).

Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es un regalo de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe (Efesios 2:8,9).

Entonces, ¿por qué? ¿Qué hizo que un Dios que no nos necesitaba para nada se hiciera hombre para pagar la cuenta que le debían a Él mismo sus mayores enemigos?

Pero Dios demuestra Su mismo amor hacia nosotros en que, siendo nosotros aún pecadores, Cristo murió por nosotros (Romanos 5:8).

La razón es el amor. No hay ni habrá nada en nosotros que nos haga merecedores, no hay necesidades por satisfacer en el Creador de todo, ningún sentimiento de soledad o carencia afectiva. La razón es el amor. Gracia pura, inmerecida, derramada sin medida, derrochada por aquellos que ni la merecíamos, ni la apreciamos, ni siquiera la queríamos. Amor incondicional, inmerecido y eterno, esa es la Sola Gratia.

Algunos piensan que hay una parte de la salvación que es por gracia, que Dios hizo que la humanidad pudiera llegar al punto en que puede ganarse su propia salvación mediante una serie de buenas obras, sacramentos, ritos o lo que sea, pero la Biblia afirma que esto no es posible, porque si es por gracia, ya no es por obras (ritos, sacramentos o lo que sea), de otra manera, la gracia ya no es gracia (Romanos 11:6). Es decir, si es un regalo, no tienes que pagarlo, porque si lo pagas, ya no es un regalo.

Así que no hay nada que podamos hacer, y esto es por la razón de que nadie se gloríe, nadie piense que se lo merece, que nadie se crea mejor que nadie, más justo, santo o superior a nadie, porque todo ha sido un regalo de Dios para todos.

La salvación por la gracia, por la Sola Gratia, es algo tan tremendo, tan espectacular, tan bello y tan amoroso que apenas podemos llegar a entender, que no podemos abarcar, que no podemos comprender; pero sí podemos aceptar. Podemos aceptar que, aunque no hay nada en nosotros que nos haga merecedores, Dios ha pagado, la cuenta está saldada, y si lo aceptamos, el regalo será nuestro para siempre.


Hace poco más de 200 años, un traficante de esclavos cruel llamado John Newton, descubrió esta gracia, viendo que no tenía absolutamente nada para merecerla, y al recibirla, cambió su vida para siempre. Cuando se dio cuenta de esta grandeza, de este regalo tan tremendo de parte de Dios, compuso un himno memorable que quedó para la posteridad llamado Amazing Grace (Sublime Gracia). Aquí os dejo una versión un poco más renovada de Chris Tomlin, para que disfrutéis conmigo de la grandeza del amor grandioso de Dios por vosotros, para que disfrutemos de la Sola Gratia.

AMAZING GRACE- CHRIS TOMLIN
 

No hay comentarios:

Entradas populares