lunes, 7 de abril de 2014

Evolucionismo Bíblico

El relato bíblico de la Creación es uno de los temas más polémicos en la iglesia hoy en día. La Evolución Darwiniana ha dado al mundo secular la excusa para ignorar el Génesis, y dentro de la iglesia ha intentado hacer que la Biblia comulgue con esta “Teoría científica”, y así ha nacido el llamado “Creacionismo de la Tierra antigua”, que no ha hecho más que añadir aun más confusión al asunto. Ellos afirman que el relato del Génesis no es un recuento histórico de lo que sucedió, sino una poesía figurativa que hoy en día debemos interpretarla a la luz de la Evolución Darwiniana. Los días bíblicos serían edades, millones de años, y Dios sería el gran creador evolutivo. Aun así, hay varios puntos significativos que no tienen ningún sentido, si no se lee de forma literal el relato de Génesis 1-11.

El primer punto es tan sencillo como que hay que leerlo literalmente. Los eruditos en lingüística hebrea están de acuerdo en que el relato de la Creación no fue escrito en forma de poesía metafórica, que tiene su propio estilo gramatical, sino como narrativa histórica. Otra consideración es que, aunque la palabra hebrea para día (
יום) pueda ser utilizada en algunos contextos para expresar un periodo de tiempo que no tiene por qué ser un día de 24 horas (Gn. 2:4), en este pasaje específicamente, podemos ver que la intención del autor era expresar la medida de tiempo de un día natural. Esto lo podemos ver en que van numerados (podemos ver cómo dice “día primero”, “día segundo”, “día tercero”, etc. por todo el primer capítulo de Génesis) y también podemos verlo por la frase “y fue la tarde, y fue la mañana” (vss. 5, 8, 13, 19, 23), cuando esto ocurre, no cabe ninguna duda que se está refiriendo aun día natural, el tiempo que tarda la Tierra en rotar sobre su propio eje.

Si esto es así, si Génesis 1-11 fue escrito literalmente pero es incorrecto, entonces deberíamos comenzar a dudar de todo el mensaje de la Biblia.
Si Moisés estaba confundido en el principio fundamental, sobre el que se cimentó toda la Escritura, entonces todos sus libros son igualmente sospechosos; más aún, Jesús aseguró que estaba usando a Moisés como la autoridad que guiaba a Su identidad (Jn. 5:46-47). Él dijo que quien creyera en Moisés debería saber quién era Jesús. Si los escritos de Moisés estuvieran equivocados, ¿para qué le usaría Jesús como Su testigo? Si Moisés estaba equivocado, entonces Jesús también debería estar equivocado, así que los cristianos somos “los más dignos de lástima de todos los hombres” (1 Cor. 15:19).

El relato del Génesis de la Creación es crucial para la teología cristiana de una manera absolutamente fundamental. Génesis 1-3 nos muestra que,
en el momento de la creación de Adán y Eva, no había pecado. No había entrado la muerte en el mundo. Pero si el mundo ha existido millones de años antes de que Adán entrase en escena, la muerte debía haber sido inevitable (para los animales, y para los supuestos ancestros de la humanidad). Pero si la muerte (y el pecado) es una parte natural del desarrollo evolutivo, ¿cómo podría Dios haber dicho que “todo era bueno” (Gn. 1:31)? Y si Adán y Eva fueron los primeros en pecar, ¿cómo habría podido ser el pecado la causa de la muerte, como establece Romanos 5:12? Adán debería haber pecado antes de que el mundo experimentase la muerte.

Si no lo hizo, si la muerte era una parte natural y normal de la Creación, y no una consecuencia del pecado, no tenemos ninguna necesidad del sacrificio de Cristo. Si la muerte no está relacionada con el pecado, la muerte no es una paga suficiente para el pecado (y la resurrección no es una certificación de que el pago es aceptable y ha sido completado)
.

Sin los “seis días” literales del relato de la Creación, Dios creó un mundo “muy bueno” que degeneró a la violencia y a la vanidad de forma natural, no como una maldición por el pecado. La misma muerte no es, entonces, una maldición o una desviación del mundo y el plan que Dios creó “muy bueno”. Sin los “seis días” literales del relato de la Creación, Dios incluyó muerte, violencia y enfermedad en Su mundo. Y si la muerte es un aspecto natural y “muy bueno” de la Creación, no necesitamos a Cristo para que nos salve de ella.

Los argumentos anteriores están dirigidos directamente a varios tipos de
creacionistas de Tierra antigua. Aquellos que creen que los hombres llegaron a existir estrictamente a través de una evolución que no tuvo asistencia divina, pintan un panorama aún más oscuro, si cabe. Sin un Creador que nos de valor, solo tenemos el valor de lo que conseguimos. Sin un Espíritu que nos “insufle aliento de vida” (Gn. 2:7), no tenemos alma. Amor, bondad, odio y pasión no tienen ningún sentido. La vida no tiene sentido. Los individuos no tienen sentido. Tú no tienes sentido. Nada tiene sentido.


Afortunadamente, la Biblia nos dice otra cosa. La Biblia nos dice que Dios, el Creador, hizo el mundo y dijo que era “muy bueno”. Dice que el primer hombre y la primera mujer pecaron y llevaron la muerte y el sufrimiento al mundo. Y porque el pecado de un hombre trajo la muerte al mundo, la muerte y la resurrección de otro hombre, uno sin pecado, Cristo, conquistó el pecado y la muerte para todos nosotros (Rom. 5:12-15).

Traducido y adaptado de http://www.compellingtruth.org/biblical-creationism.html por Miguel Ángel Pozo.

1 comentario:

Alberto Pérez dijo...

Excelente. Dios te bendiga.

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