lunes, 14 de noviembre de 2011

La paradoja


La paradoja de nuestros tiempos en la historia es que tenemos:
Edificios más grandes, pero almas más pequeñas,
Autovías más anchas, pero mentes más estrechas.
Gastamos más, pero tenemos menos;
Compramos más, pero nos alegramos menos.
Tenemos casas más grandes pero familias más pequeñas,
Tenemos más accesorios, pero menos tiempo;
Tenemos más cargos, pero menos mente
Más conocimientos, pero menos juicio
Más expertos y, sin embargo, más problemas
Más medicina pero menos salud.
Bebemos demasiado, fumamos demasiado, gastamos demasiado con demasiada imprudencia,
Reímos demasiado poco,
Conducimos demasiado deprisa,
Nos acostamos demasiado tarde, nos despertamos demasiado cansados,
Leemos demasiado poco, vemos demasiado la tele y rezamos raramente
Hemos multiplicado nuestras fortunas pero hemos reducido nuestros valores.
Hablamos demasiado, amamos rara vez y odiamos demasiado a menudo.
Hemos aprendido cómo ganarnos la existencia pero no cómo vivir nuestra vida,
Hemos añadido años a la vida, pero no vida a los años,
Hemos llegado hasta la luna y atrás pero tenemos problemas cuando tenemos que cruzar una calle y conocer a un vecino.
Hemos conquistado el espacio cósmico, pero no el interior.
Hemos hecho cosas mayores, pero no mejores.
Hemos limpiado el aire, pero hemos contaminado el suelo.
Hemos conquistado el átomo, pero no nuestros prejuicios.
Escribimos más, pero aprendemos menos.
Planeamos más cosas, pero realizamos demasiado pocas.
Hemos aprendido a tener prisa, pero no a esperar.

Hemos fabricado más ordenadores que sostengan más información, que produzcan más copias que nunca, pero nos comunicamos cada vez menos.
Estos son los tiempos de las comidas rápidas y de la digestión lenta; de los grandes hombres y de los caracteres mezquinos, de los beneficios rápidos y de las relaciones superficiales.
Estos son los tiempos en los que tenemos dos sueldos y más divorcios,
Casas más bellas, pero hogares rotos.
Estos son los tiempos en los que tenemos pañales de uso único, moral barata, aventuras de una noche, cuerpos demasiado pesados y pastillas que te inducen a cualquier estado, desde la alegría a la tranquilidad y a la muerte.
Son unos tiempos en los que hay demasiadas vitrinas, pero nada en el interior.

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