domingo, 31 de julio de 2011

Lo bueno y lo mejor

“¿Que Él es bueno y omnipotente? ¡Vaya idea absurda! Si Él es, de verdad, bueno y omnipotente, como pretende la Biblia, ¿por qué razón permite la existencia del mal? ¿Por qué razón ha permitido que se produjese el Holocausto, por ejemplo? Si lo piensa mejor los dos conceptos son contradictorios, ¿no? Si Dios es bueno no puede ser omnipotente, ya que no logra acabar con el mal. Si Él es omnipotente no puede ser bueno, ya que permite la existencia del mal. Un concepto excluye al otro, ¿cuál prefiere?”

Estas son las palabras que el autor José Rodriguez Dos Santos pone en boca de Albert Einstein en su libro “La fórmula de Dios”. Desconozco si esta era la manera de pensar de Einstein respecto a este tema, pero lo que sí que sé es que es la de mucha gente, al menos de varios con los que he hablado de este tema.

Y la verdad es que es un razonamiento mucho más que lógico y que, seguramente más de un dolor de cabeza ha traído a mucha gente que cree en el Dios de la Biblia. Yo quiero rebatirlo desde mi humilde opinión y conocimiento.

Es cierto que Dios es omnipotente, es decir que puede hacer cualquier cosa que quiera. Esta idea es muy difícil de comprender, porque nuestra mente, aunque es asombrosa, tiene ciertos límites, por lo tanto se nos escapa la idea de algo eterno, de algo infinito. Pero aquí no creo que resida el problema de esta afirmación. Según mi opinión el problema reside en el concepto de que “Dios es bueno”.

Es complicado explicar la bondad de Dios en medio del mundo en que nos ha tocado vivir, en el que vemos a diario tantas maldades, en que fue posible algo tan atroz como lo que menciona Albert, el Holocausto. Aquí me gustaría hacer una diferencia entre dos conceptos: lo bueno y lo mejor.

Lo bueno sería que Dios, al ser omnipotente, no hubiera permitido que el hombre hiciera nada malo, que todos fuéramos felices cumpliendo la voluntad del Creador y que nadie sufriera. Seguiríamos viviendo en el paraíso y ni siquiera habríamos sido conscientes aún de nuestra desnudez. Nuestra ingenuidad e inocencia nos habrían impedido hacer algo que contradijese las órdenes que vienen de arriba.

Pero, curiosamente, así no es como esto funciona. Por alguna razón, Dios, aun teniendo todo el poder y deseando nuestro bien, ha permitido que seamos malos, que nos insultemos, que nos peguemos, que nos matemos entre nosotros. Esto puede chocar e incluso puede llegar a ser una barrera para creer en lo que dice la Biblia. Pero Dios no quería autómatas que le sirvieran como esclavos ciegos. Cuando Adán y Eva comieron de aquel fruto en el Edén, eligieron salir del paraíso. A partir de entonces, sabemos perfectamente lo que es el mal, y de hecho, normalmente es nuestra primera opción para casi todo. Pero ahora sucede algo mucho más increíble, mucho más bonito. Ahora tenemos la opción de fallar, pero al mismo tiempo tenemos la opción de amar. Ya no servimos a Dios por imposición o por desconocimiento, ahora podemos tener el placer de seguirle, de servirle por amor, porque somos conscientes de quién es Él y de quiénes somos nosotros. Lo bueno es la obediencia ciega, lo mejor es el amor.

Todos somos conscientes de lo malos que somos, comenzando por un servidor. Diariamente me sorprendo a mi mismo pensando cosas que me dan miedo. Hay mucha gente sufriendo e incluso muriendo a diario por todo el mundo por la maldad de los hombres, incluso hay gente que sufre por mi maldad. Y eso no es porque Dios no sea bueno, eso es porque nosotros somos malos. Y si Dios permite semejante cuadro, insisto, según mi opinión, es porque tiene un camino mejor, uno auténtico. Porque, a pesar de nuestra maldad, a pesar de todo lo que somos y lo que Él es, vino al mundo a pagar la pena, para que ni tú ni yo tuviéramos que hacerlo.

Es algo extraño, es difícil de explicar y mucho más de comprender. Pero Dios no quiso lo bueno para el hombre, Él no se quedó con ganarse nuestra obediencia, Él fue mucho más adentro, el prefirió ganar nuestro corazón. Eso es algo que ha traído consecuencias, algunas de ellas terribles, pero la recompensa es mucho mayor; la recompensa es el amor. El amor es la clave de esta ecuación, con el amor no tenemos que excluir ninguno de los dos conceptos de Dios.

sábado, 30 de julio de 2011

La nueva Torre de Babel

Sin duda, recordarán los lectores el relato bíblico sobre la intención de los habitantes de Babel que, escarmentados por el diluvio, pretendieron erigir una ciudad- torre que fuera capaz de paliar las consecuencias de una nueva catástrofe. Yahveh, celoso, trocó en diversos lenguajes el único que hablaban aquellos humanos, y así, confundiendo sus lenguas ( babel significa confusión y balbuceo en arameo), la obra quedó sin terminar.

El largamente acariciado sueño de Víctor Hugo, Monnet, Coudenhove- Kalergi o Altiero Spinelli -por decir algunos europeos con propuestas sólidas y avanzadas acerca de la necesaria unidad de Europa- ha devenido en esto que llamamos Unión Europea y que nadie sabe exactamente en qué consiste, qué perspectivas plantea y si va a poder resistir por más tiempo la contumacia en el error de apagar el fuego a base de manguerazos de gasolina.

Todos saben que Grecia nunca va a poder pagar una deuda que cada vez se hace mayor. Todos saben que detrás, y ya, vienen Irlanda, Portugal, España y también Italia, y así, como los Diez Negritos de Agatha Christie, hasta que la deuda, ya incobrable, arrastre a la desaparición de lo que queda del llamado Estado del Bienestar y del modelo denominado europeo.

Estoy totalmente seguro de que los miembros del Consejo Europeo así como los de la Comisión son conscientes de que cualquier moroso necesita ingresos suficientes para subsistir y además pagar la deuda contraída. ¿A qué conduce un préstamo que se otorga con condiciones leoninas y casi usurarias y que tiene como finalidad abonar los plazos de una deuda anterior? ¿Y si se concede uno nuevo para pagar los intereses de este último? ¿Y así hasta donde y cuándo? ¿Y si el deudor se queda sin nada que enajenar o sin capacidad para consumir y producir?

El delito mayor de la casta gobernante que está asolando Europa no es el de la ignorancia, sino el de la consciente persistencia en el error. En este caso, lo babélico no está en el caos de lenguas, sino en el de ideas.

Julio Anguita. Ex coordinador General de IU.

miércoles, 27 de julio de 2011

Todo lo que puedas

Hay una frase que solía decir mi abuelo, y siempre que puede se empeña en recordarme mi madre. “Haz siempre todo lo que puedas, porque al que hace todo lo que puede, no se le puede pedir más.”

Solemos decir muchas veces que luchemos por nuestros sueños, y que los lograremos. Que si ponemos todo nuestro empeño en lograr trabajar de esta o de otra manera, que si nos proponemos con todas nuestras fuerzas lograr triunfar en el mundo de la música, que si somos lo suficientemente fuertes para darlo todo en algún sentido, lo conseguiremos. La televisión se empeña en intentar convencernos, nuestra familia, nuestros amigos. Lograremos todo lo que nos propongamos, solo es cuestión de esfuerzo y de ilusión.

Pues bien, hay ocasiones en que la cruda realidad es mucho más potente que tus esfuerzos, en que la oscuridad absoluta de los hechos a los que tienes que enfrentarte pisan tus ilusiones, escupen tus sueños.

No me gustaría trasmitir la idea de que no debemos luchar por nuestros sueños, todo lo contrario. Debemos hacer todo lo que esté en nuestra mano, pero a la vez, mientras avanzamos con ilusión, debemos saber que el fracaso es una idea posible, que la derrota es mucho más que probable.

Desde siempre he escuchado esa frase que decía mi abuelo y mi madre, y ahora le veo otro sentido más. Tus sueños puede ser que no se cumplan, tus ilusiones es posible que sean pisadas. Pero no hagas que eso sea por tu culpa. “Haz siempre todo lo que puedas” aunque no lo logres, aunque la meta quede lejos, aunque te sientas inútil, aunque te canses de luchar, “porque al que hace todo lo que puede, no se le puede pedir más.”

Eso es lo que quiero, ahí quiero llegar. A que no se me pueda pedir más.

lunes, 25 de julio de 2011

La Hora Feliz

Es bastante probable que cualquier persona que haya pasado algún verano de su infancia en Béjar durante los últimos “veintipico” años conocerá aquella canción que, acompañados por guitarras, enseñan los payasos que dice: “es la hora feliiiiz, gracias Dios por el tiempo...”

El caso es que ya van más de 20 años seguidos que la Iglesia Evangélica de Béjar desarrolla este programa veraniego para niños y no tan niños. El ver a los “evangelistas” recorriendo las calles con los payasos, la pancarta y un enorme gusano de tela se ha convertido en algo tan bejarano como pasear por la calle Colón y ser saludado por “el Pitín”. Casi todo el mundo sabe de qué se trata así que no pondré mucho énfasis en describirlo. Palabras como canciones, juegos, historias bíblicas, diversión sana o educación en valores pueden describirlo, incluso poder ganar regalos y hacer muchos amigos. Pero lo que sí que os aconsejo es que vayáis a verlo personalmente.

Este año, desde el martes 26 al viernes 29 de julio, ambos incluidos, la Hora Feliz traerá a unos fieros y simpáticos piratas que llenarán de diversión la Plaza de José Lidón a partir de las 19:30h. Os animo a que os acerquéis con vuestros hijos, nietos para que pasen un buen rato o vosotros, simplemente para ser testigos de este programa cultural, con más de dos decenios de antigüedad, que sigue entusiasmando a mayores y pequeños.

viernes, 22 de julio de 2011

I Can Only Imagine

Buenos días.

Hoy escribo deprisa y corriendo porque en breves tengo que irme a trabajar. Siento tener que reducir la frecuencia de publicaciones, pero el caso es que está siendo un tiempo muy liado.

Este verano está siendo muy especial. Con muchos proyectos, de todo tipo, ilusiones renovadas, mucho trabajo y mucha diversión también. Hoy quería dejaros con una canción preciosa acompañada de un vídeo impresionante de un padre que está dispuesto a hacer lo que sea para que su hijo logre cumplir sus sueños. Para mí, el recuerdo de lo que estuvo dispuesto a hacer mi Padre para que yo cumpliera los míos, tanto en veranos como este como en el resto de mi vida, y más aún en la eternidad. Disfrutadlo.


Os dejo la traducción de lo que dice la letra.

Solo puedo imaginar cómo será cuando ande a tu lado.
Solo puedo imaginar qué verán mis ojos cuando tu cara se encuentre frente a mí.
Solo puedo imaginar.
Solo puedo imaginar.

Rodeado de Tu Gloria, ¿qué sentirá mi corazón?
¿Bailaré para ti, Jesús, o con miedo me quedaré quieto?
¿Permaneceré erguido en tu presencia o caeré de rodillas?
¿Cantaré Aleluya, seré capaz siquiera de hablar?
Solo puedo imaginar.
Solo puedo imaginar.

Solo puedo imaginar, cuando ese día llegue y me encuentre de pie en el Hijo.
Solo puedo imaginar, cuando todo lo que haga sea adorarte por siempre.
Solo puedo imaginar.
Solo puedo imaginar.

Rodeado de Tu Gloria, ¿qué sentirá mi corazón?
¿Bailaré para ti, Jesús, o con miedo me quedaré quieto?
¿Permaneceré erguido en tu presencia o caeré de rodillas?
¿Cantaré Aleluya, seré capaz siquiera de hablar?
Solo puedo imaginar.
Solo puedo imaginar.

Rodeado de Tu Gloria, ¿qué sentirá mi corazón?
¿Bailaré para ti, Jesús, o con miedo me quedaré quieto?
¿Permaneceré erguido en tu presencia o caeré de rodillas?
¿Cantaré Aleluya, seré capaz siquiera de hablar?
Solo puedo imaginar.
Solo puedo imaginar.


Solo puedo imaginar, cuando todo lo que haga sea adorarte por siempre.
Solo puedo imaginar.

miércoles, 20 de julio de 2011

Perfume o estiércol

En la vida, todos vamos caminando, buscando algo. Probablemente la mayoría de la gente no sabe que anda buscando algo, pero el caso es que todos lo hacemos. Casi siempre ni sabemos qué, pero lo que es seguro que tras algo caminamos en este mundo.

Y durante esta caminata, todos llevamos una bandeja. Cada uno pone en esta bandeja lo que quiere llevar en esta búsqueda. Probablemente la gente vierte en esta bandeja algo que, lo cierto es que a nadie le importa. Eso es una decisión de cada uno, y si una persona quiere llevar perfume o llevar estiércol, nadie es quién para reprochárselo.

El problema llega cuando tropezamos con una piedra, o alguien nos pone una zancadilla. Ahí es donde el resto de la gente se verá salpicada por lo que tengamos en la bandeja, entonces es cuando eso que a nadie le importaba, en un principio, salta por los aires y riega todo y a todos los que rodeamos a la persona que tropieza. Si es perfume, el resto quedarán contentos y satisfechos por haber sido rociados con tan aromática esencia; si es estiércol, todo el mundo se verá asqueado por los excrementos que volarán por los aires manchando todo a su paso, por no hablar del olor nauseabundo que impregnará el lugar.

Esta bandeja es nuestro corazón. Y todos llevamos algo dentro, una esencia de flores, excrementos o algo intermedio. Esto es así en todos los casos, todos lo hacemos. Y si guardamos rencor dentro, apatía, oscuridad, ira o cualquier cosa que pueda despedir cierto tufo, es algo que, en principio, a nadie debe importarle. Lo mismo ocurre si colocamos en el corazón perdón, amor, amistad, comprensión y bondad. Tanto una esencia como la otra son igualmente viables, una mejor que la otra, indudablemente, pero ambas son posibles y, de hecho, se dan, todos lo sabemos.

Y en cuanto a los tropiezos, las zancadillas o las caídas, sencillamente ocurren. Respecto a eso no podemos hacer absolutamente nada. Nadie se librará, con su buen hacer, de traiciones, de batacazos emocionales, de ruinas económicas, de discusiones incómodas, de lágrimas derramadas. Estos tropiezos sencillamente llegan, también esto es algo que todos sabemos.

Pero también debemos recordar que esto que guardemos en nuestros corazones, en nuestras bandejas, va a salpicar al resto en el momento en que tropecemos y caigamos. Aquellas personas que nos rodean y a quienes importamos, van a ser rociados con la sustancia que guardemos en nuestras bandejas. Rociarlos con perfume, o rociarlos con mierda. Esa es nuestra decisión.

lunes, 18 de julio de 2011

75 años

Ese es el tiempo que hace de aquello. España vivía un tiempo tumultuoso. Las opiniones de los políticos estaban tan divididas que casi nadie esperaba una solución diplomática de todo aquello. La gente estaba cansada, cansada de que los poderosos camparan a sus anchas mientras ellos no tenían para alimentar a sus familias, la mayoría, de hecho, ni siquiera tenía una opinión totalmente formada en cuanto a la opción política que querían. Entonces tenían democracia, tenían libertad, pero casi todos preferían no opinar de quienes les gobernaban, y dedicarse a ganarse el sustento. Pero las voces del cambio estaban a pie de calle. Había protestas por todos lados, las fuerzas de seguridad se excedían muchas veces en las represalias, y esto solo provocaba aún más violencia de los “indignados”.

Estoy hablando del 18 de julio de 1936, fecha del alzamiento nacional. No estoy hablando del 18 de julio de 2011. Aunque bien podría estar hablando de ello.

Entonces dio comienzo al periodo más dramático de nuestra historia. El momento en que nos encontramos los españoles luchando contra nosotros mismos. La guerra fue cruenta, mortal, dramática. Pero no fue lo peor. Lo peor es el odio, lo peor es la venganza, la ira, los pagos. Lo peor es que durante la guerra, incluso bien terminada ya, la gente viviera con miedo en sus casas porque la disputa con un vecino porque tu perro había hecho sus necesidades cerca de su casa supusiera la muerte. España se convirtió en un campo de batalla, toda España lo era. No solamente las trincheras, ni siquiera hacía falta una sirena para prevenir de los ataques aereos. Toda España estaba amenazada de muerte, y lo peor es que durante esa guerra toda España murió. Aquel día tan funesto de nuestra historia se abrió una herida que aún sangra.

Palacio Ducal en 1936
Béjar ha sido de siempre una ciudad de izquierdas. Aquel tiempo no era una excepción. El caso es que una ciudad tan industrial como esta, estaba bien organizada en torno al sindicato socialista. Hubo una débil resistencia abierta, pero tuvieron la mala suerte de tener la capital de la entonces España Franquista en la cercana Salamanca, sofocando cualquier intento de no simpatizar con el alzamiento. Pero esto provocó que en Béjar hubiera una especial resistencia clandestina así como intensa búsqueda de aquellos que no comulgaban con los rebeldes. Así tenemos decenas de “toperas” (escondites, a cada cual más imaginativo y original, donde se escondieron durante mucho tiempo algunos no simpatizantes de Franco para salvar su vida) a lo largo y ancho de nuestra ciudad, algunas de ellas siguen apareciendo en lugares insospechados.

Tanto un bando como el otro sucumbieron a la barbarie. Sabiendo ambos bandos que tenían la razón, se la quitaron con asesinatos en masa, odios infundados y terrorismo ideológico. 

En este tiempo en que vivimos, estas fechas son de especial importancia, pues se dice mucho que estamos ante la mayor crisis desde este hecho que ya cumple 75 años. Si releéis el primer párrafo, podréis contemplar que el clima, salvando las evidentes distancias, no es tan diferente. Espero que todos hayamos aprendido algo de estos 75 años de odio. Por el bien de todos nosotros, pongo todas mis esperanzas en que sepamos arrancar la garra de las dos Españas, de los fanatismos políticos, de creer que quién piensa o cree esto o aquello es de tal o cual manera.

Y realmente lo espero, porque veo que todo lo que hemos “construido” desde entonces se hunde, porque veo que la gente está cansada de las actitudes de sus representantes. Porque los indignados que protagonizaron la rebelión de Asturias han vuelto. Porque esta revolución llegará, lo quieran los poderosos o no. La única incógnita es si para entonces habremos aprendido algo del casi millón de muertes, y los 75 años de miseria económica, moral y política que trajo aquel día.

sábado, 16 de julio de 2011

Guías ciegos


Corría el año 1957 cuando en Europa se produjo un acontecimiento que tendría gran repercusión para su futuro.


Se trataba de la firma del Tratado de Roma por el que se  creaba la Comunidad Económica Europea (CEE), conocida popularmente como Mercado Común.  La nueva organización la integraban solamente seis privilegiadas naciones, Alemania, Francia, Italia, Bélgica, Holanda y Luxemburgo, y como su propio nombre indicaba el acento estaba puesto en el aspecto económico.

Durante muchos años ese selecto club de países fue el espejo donde tantos otros querían mirarse, incluido España por supuesto, aunque bien conscientes éramos de que ese círculo nos resultaba inalcanzable por dos razones primordiales: nuestra falta de democracia y nuestra precariedad económica.

 Mediante sucesivas ampliaciones de socios, finalmente la CEE se convirtió en la UE (Unión Europea) en 1992. Ahora no solamente importaba el aspecto económico, sino también el político, el social y el ideológico. Es decir, que  ya no solo se trataba de una Europa de las mercancías sino también de una Europa de las ideas.  Eso quería decir mucho, porque significaba que cuestiones de orden capital, que van más allá del bolsillo y afectan a la conciencia y al espíritu de las personas, estaban siendo delineadas y establecidas. Conceptos sobre el individuo, el matrimonio, la familia, la justicia o la moral, podían ser reevaluados, redefinidos y trastocados, como así ocurrió.

 Junto con ese impulso en la esfera de la ideología no se dejó a un lado el ámbito económico, que había sido el origen de todo el proyecto, y de esta manera el 1 de enero de 2002 el euro se convirtió en la moneda única y común de doce de los miembros de la UE. Paralos países en los que su moneda anterior había sido de tan escaso valor, como el caso de España, el ascenso a la categoría del euro les fue una catapulta que les impulsó al reino de la euforia y las posibilidades sin límite. 

 Estábamos en buenas manos, dado que los expertos que habían diseñado este ambicioso proyecto eran especialistas en finanzas y economía. Además se contaba con la larga trayectoria de las décadas previas del viejo Mercado Común, que había puesto sólidas bases en todo lo referente a lo que tuviera que ver con el dinero. Que temblara el dólar, el yen y cualquiera que se atreviera a ponerse por delante. El euro era la maravilla del mundo.

Pero  en cuestión de poco tiempo aquella escena idílica ha dado paso a una especie de montaña rusa , donde el vértigo, los mareos, los sobresaltos y la respiración contenida se han hecho hegemónicos, hasta el punto de que nadie sabe muy bien adónde irá a parar o cómo terminará todo esto.

De pronto, varios países, en sucesión ininterrumpida, comienzan a dar síntomas de colapso. Los médicos acuden en tropel para tratar de recuperar a los pacientes del infarto que han sufrido; se usan todos los medios al alcance, respiración boca a boca, masajes cardíacos y desfibriladores, pero los males, lejos de ser conjurados, se agravan y extienden por momentos.

Y entonces  nos empezamos a dar cuenta de que aquellos magos de la economía y las finanzas, en los que pusimos nuestra confianza, no lo debían ser tanto , porque antes de cumplirse una década de su entrada en vigor, el sistema de moneda única tiene varias vías de agua abiertas que amenazan con hacer naufragar la nave entera.

Ahora bien,  si a estos expertos se les ha ido de las manos algo en lo que eran especialistas y para lo cual parecían estar sobrados de recursos y conocimientos, como es el terreno de la economía, ¿quién nos asegura que las líneas maestras ideológicas que diseñaron para la construcción de la nueva Europa están cimentadas sobre bases sólidas?

Si en algo tangible, como es el dinero, han fallado estrepitosamente ¿qué sucederá con lo intangible? ¿Quién se atreverá a poner la confianza en ellos para asuntos de calado que tienen que ver con el ser humano y su proyección en todas las facetas de la vida?

¿Cómo esperar que sus oráculos de más alcance sean verdaderos, cuando no han acertado en los de menor alcance? El sentido común y la lógica indican que la desconfianza aquí está más que justificada.

Si perdemos el dinero o el estado del bienestar será un quebranto, si bien relativo, como lo son todas las pérdidas materiales. Pero el verdadero problema es que perdamos algo mucho más importante, esto es, que nos perdamos a nosotros mismos, por seguir a quienes están perdidos y pretenden ser guías de los demás. Ésa sí será una pérdida absoluta.

 Por eso yo voy en pos de quien dijo: ‘Yo soy el camino’ . Por eso me quedo con el oráculo que dice: ‘Lámpara es a mis pies tu palabra y lumbrera a mi camino.’   Un camino y una palabra que los expertos de la Unión Europea harían bien en tener en cuenta, en vista del caos en el que andan sumidos. 
 
© Protestante Digital 2011

jueves, 14 de julio de 2011

Algunas curiosidades sobre la Biblia

- El  primer nombre de mujer que Dios puso  no fue Eva, fue Sara (Génesis 17:15) porque el nombre de Eva lo puso Adán.
  - El  nombre más largo de la Biblia  es Maher-salal-hasbaz. Isaías 8:3 "Y me llegué a la profetisa, la cual concibió, y dio a luz un hijo. Y me dijo el Señor: Ponle por nombre Maher-salal-hasbaz."
  - El  libro de Esther  no menciona en ningúna parte la palabra "Dios" literalmente. Además en este libro se encuentra el versículo más grande de toda la Biblia: Esther 8.9.
  -  La Biblia fue escrita mucho tiempo antes de la invención del papel  y los lápices. Fue escrita sobre extensas tiras de papiro o pergamino.
  - Según estudios, algunos dicen que  el libro de Isaías  es la Biblia en miniatura, o el quinto Evangelio. Una curiosidad: Isaías tiene 66 capítulos, la Biblia 66 libros.
  -  Goliat no murió  de la pedrada que le diera el pastor David, sino por su propia espada (1º de Samuel 17:48-51).
  - En el libro de Jueces capítulo 8 versículo 30 dice que  Gedeón tuvo 70 hijos.
  -  El único personaje en la Biblia que se menciona que usó un reloj  fue el Rey Acaz (2 Reyes 20:11).
  -  El Antiguo Testamento prohíbe los tatuajes . En Levitico 19:28 se dice textualmente; "Y no haréis rasguños en vuestro cuerpo por un muerto, ni imprimiréis señal alguna".
  -  El último libro de la Biblia en escribirse  no fue Apocalipsis, sino la 3ª carta de Juan.
  - Según el relato de la Biblia,  Dios sólo escribió personalmente una vez,  cuando escribió los 10 mandamientos en las tablas de la Ley. En el resto de ocasiones inspiró a otros para que escribiesen por él.
  - Todos sabemos que David era  experto en el uso de la honda  (una tira generalmente hecha de cuero) para lanzar piedras a gran velocidad. Pero lo que muchos desconocen es que su tribu, los benjamitas, muchos zurdos y ambidextros, eran famosos en el uso de la honda. De toda aquella tribu había setecientos hombres escogidos, que tiraban una piedra con la honda a un cabello, y no erraban. (Jue. 20:15-16).
  - Al contrario de lo que se cree,  quien cortó el pelo a Sansón no fue Dalila  sino un hombre. Ella sólo hizo que se durmiese en sus rodillas para que se lo cortasen (Jueces 16:19).
  -  En Levíticos Capítulo 11  aparece el mayor número de animales mencionado en la Biblia.

©Protestante Digital 2011

miércoles, 13 de julio de 2011

Who am I?

¿Quién soy yo?
Para que el Señor de toda la tierra,
Se preocupara por saber mi nombre,
Se preocupase por sentir mi dolor.

¿Quién soy yo?
Para que la estrella resplandeciente de la mañana
Escoja iluminar el camino,
De mi corazón siempre errante.


No porque de lo que yo soy,
Sino por lo que Tú has hecho.
No por lo que yo he hecho,
Sino por quién eres Tú.


Soy una flor marchitándose rápidamente,
Hoy aquí y mañana ya no,
Una ola arrojada al océano,
Vapor en el viento.
Aún así me escuchas cuando te llamo,
Señor, me agarras cuando me caigo
Me has dicho quién soy.
Yo soy tuyo.


¿Quién soy yo?
Para que los ojos que ven mi pecado
Me miren con amor
Y me observen alzarme de nuevo.

¿Quién soy yo?
Para que la voz que calmó el mar,
Grite a través de la lluvia,
Y calme la tormenta en mí.

No porque de lo que yo soy,
Sino por lo que Tú has hecho.
No por lo que yo he hecho,
Sino por quién eres Tú.


Soy una flor marchitándose rápidamente,
Hoy aquí y mañana ya no,
Una ola arrojada al océano,
Vapor en el viento.
Aún así me escuchas cuando te llamo,
Y me has dicho quién soy.
Yo soy tuyo.

No porque de lo que yo soy,
Sino por lo que Tú has hecho.
No por lo que yo he hecho,
Sino por quién eres Tú.


Soy una flor desapareciendo rápidamente,
Hoy aquí y mañana ya no,
Una ola arrojada en el mar,
Vapor en el viento.
Aún así me escuchas cuando te llamo,
Señor, me agarras cuando me caigo,
Y me has dicho quién soy.
Yo soy tuyo.

¿A quién temeré?
¿A quién temeré?
Porque yo soy tuyo ... Yo soy tuyo ...

martes, 12 de julio de 2011

Camino de ida y vuelta

Cuando comenzamos el viaje, somos seres débiles, arrugados, completamente dependientes. Si tenemos valor alguno es por lo que seremos algún día, por lo que proporcionaremos a los demás, o al mundo. Porque la verdad es que, aunque cuando pasan unos días empezamos a ser más bonitos, hasta convertirnos en bebés preciosos, el caso es que poco más damos de nosotros mismos. Consumimos recursos, tiempo, cansancio. Comenzamos el camino como estorbos, estorbos con futuro, incluso bellos estorbos, pero estorbos al fin y al cabo.

Continuamos el camino, y vamos creciendo, vamos estorbando cada vez menos, siendo más independientes, más útiles a los demás. Nos educamos para poder, en un futuro, traer de una manera digna más estorbos a este mundo que crezcan y se conviertan en seres productivos.

Y en el centro de nuestra existencia, cuando tenemos hijos, cuando tenemos los recursos y las fuerzas para criarlos de la mejor manera posible, ahí es el momento en que concentramos nuestra identidad. Hemos nacido para ser esos, los humanos que pueden procrear y criar a su progenie de la mejor manera posible. Con conocimientos para ayudar a los demás a mejorar, para que nuestros vástagos tengan más oportunidades que nosotros, para mejorar como especie.

Continuamos nuestro camino y llegamos al momento en que nos jubilamos. Comenzamos a ser menos útiles. Aún, en muchos casos, somos independientes, incluso ayudamos y mucho a la sociedad, pero ya no es lo mismo. Ahora otros, aquellos a quienes nosotros ofrecimos todo para que sobrevivieran, son los que nos mantienen, los que nos ofrecen los recursos que ellos ganan con sus conocimientos y su trabajo, obtenido gracias a nuestro sacrificio. Aún podemos sobrevivir sin ayuda, podemos cuidar a nuestros nietos, ayudar en casa, incluso cuidar un huerto o pintar un muro. Pero la dependencia ya sobrevuela nuestras cabezas, y lo sabemos. Ya hemos perdido parte de nuestra identidad, y la idea de la muerte no nos deja en paz. Ahora parece que todo va hacia abajo.

Y al siguiente paso es cuando terminamos nuestro camino. Nos hemos arrugado, nos hemos hecho débiles, completamente dependientes. Si tenemos valor alguno es por lo que fuimos aún día, por lo que proporcionamos a los demás, o al mundo. Porque la verdad es que poco damos de nosotros mismos en este momento. Consumimos recursos, tiempo, cansancio. Terminamos el camino como estorbos, estorbos con pasado, incluso queridos estorbos, pero estorbos al fin y al cabo.

Y viendo la evidente simetría de nuestras vidas, que comenzamos pareciéndonos tanto en el momento de la vejez a los años de ser bebés, me pregunto, ¿podrá ser que nuestro estado real, el estado en el que concentramos nuestra identidad, no sea sino un trámite para volver a nuestro estado natural, el de consumidor dependiente de recursos?. Es posible que este planteamiento parezca una tontería, pero, ¿y si nos hemos equivocado al poner nuestra identidad en el ser humano adulto, fuerte, capaz, independiente, y nuestra verdadera naturaleza es la de bebé, la de anciano?. ¿Y si nuestra vida es un fugaz camino vagando por la lucidez, por la fuerza, solamente para volver a la inocencia, a la debilidad al final de la que partimos cuando nacemos?. ¿Si nuestro verdadero estado es el de estorbos, estorbos capaces, estorbos inteligentes, pero estorbos al fin y al cabo?.

lunes, 11 de julio de 2011

11J

Hoy es 11 de julio del 2011. Hoy hace un año del mundial que nos regalaron la selección española de Fútbol.

Puede parecer una tontería, que a nadie mejoró la vida en aquel momento tan malo de nuestro país, con la economía por los suelos, el paro con máximos históricos, incluso ahora sabiendo que un año después la cosa no ha hecho sino empeorar. Pero en aquel momento, el tiempo se paró, los problemas cesaron, en ese momento no eramos un país en ruina, no eramos parados, ni discutíamos con las nacionalidades, ni nos avergonzábamos de nuestra bandera; en ese momento eramos españoles. Y lo gritábamos con orgullo.

Este país tiene muchos fallos, pero es el mío y lo quiero. La bandera es la mía y la reconozco como tal. Y aunque pueda parecer una tontería, en ese día no había más preocupaciones que ganar ese partido. No existía un problema más allá del gol de Iniesta. El 12 llegó, y los problemas con él de nuevo, pero no ese día.

El 11 de julio del 2010, por un momento, gracias a 11 futbolistas, de estos que cobran millones y a quienes seguramente poco importamos los pobres, todos los españoles nos sentimos uno, todos nos sentimos españoles.

¡Ah!, por cierto. Este no es únicamente el segundo 11J que celebro, yo llevo haciéndolo toda mi vida.  Porque algo pasó también otro 11 de julio, el de 1984. Que un servidor nació.

Salud.

viernes, 8 de julio de 2011

Inmortales

Hace un ratillo, estaba viendo un documental en la 2 en el que preguntaban a una serie de científicos si sería posible que, en un futuro, se llegase a la inmortalidad. Algunos hablaban de que si tomamos en cuenta lo que aprendemos de los árboles sería posible, o que si aprendemos de ciertas medusas que no mueren nunca, sino que se regeneran a sí mismas, podríamos llegar a conseguir esa meta de vivir por siempre.

Pero la que sí que me llamó la atención fue la respuesta de un joven científico. Su respuesta fue la siguiente: “Espero que no”. Es una respuesta muy breve, pero con una profundidad enorme.

Todos hemos tenido que pasar por el duro trago de tener que despedir a un ser querido, y probablemente nos hayamos preguntado el porqué tenemos que morir. Que es tan fácil que en cualquier momento muramos, que no podemos asegurar con total certeza que llegaremos al final del día. Somos una pequeña neblina que se disipa con la brisa de la mañana. Nos sentimos débiles ante la mortalidad, y eso nos da miedo. Es por eso que soñamos con burlar a la muerte por siempre.

Pero lo que este científico nos decía es que es algo malo, que la inmortalidad sería una tragedia para la humanidad. Si no muriera la gente, en poco tiempo necesitaríamos deshacernos de millones de personas, porque no hay ningún método para controlar la demografía como la muerte. Otro método sería el que nunca naciera nadie más. Cosa que robaría la esperanza de la humanidad, si todos seguimos siendo los mismos, si se nos niega el derecho a tener descendencia, nos robarían una parte de nosotros mismos, de lo que somos. Pero la razón principal, yo creo, es que somos malos. Muchas veces hemos hablado de esto. Somos seres perversos que disfrutamos haciéndonos daño unos a otros. Imaginemos si la barbarie nazi hubiera durado mil años, si los violadores de niños vivieran por siempre, pudiendo empeorar sus instintos hasta extremos insospechados, o si nuestro antiguo dictador Francisco Franco hubiera vivido para siempre, alargando las décadas en que estuvimos bajo su bota a siglos, o milenios.

Cuando presentaba el primer episodio de “La Rosa de Sharón”, planteaba levemente este tema. Que en el momento en que el hombre inclinó su corazón al mal, era vital el hecho de traer la mortalidad al ser humano. Un hombre malvado no debe vivir eternamente, porque eso traería el colapso. El mal no debe alargarse por siempre, la muerte debe frenar nuestro avance. Es totalmente necesario.

Como nuestro amigo Connor McLeod podrá atestiguar, la inmortalidad no es un regalo. Si viviésemos eternamente, en nuestra condición, solamente sería para vivir un infierno terrenal como jamás hemos imaginado. Pero, afortunadamente el tema de la inmortalidad no queda ahí. El hombre sí está hecho para vivir por siempre. Pero no hasta que todo esto haya cambiado, no hasta que solucionemos nuestro gran problema con el mal.

jueves, 7 de julio de 2011

Buscadme y viviréis

Hoy os quiero dejar una de las canciones que, personalmente, más me han impresionado en toda mi vida.

Probablemente la oración más usada en todo el mundo sea la que se plantea en esta canción. Esta oración, resumida, es el intento de pedir cuentas a Dios por todo el mal, por la locura, por la perversión y el dolor de este mundo.

Marcos Vidal plantea esta pregunta una vez más, justo antes de recurrir a una respuesta divina mucho más que posible.

Disfrutadlo.

miércoles, 6 de julio de 2011

Nuestro enemigo

Quien tenga la sana (o no tan sana) costumbre de ver el telediario cada día, se dará cuenta que es una alegría contemplar las noticias, las escenas de asesinatos brutales, escuchar de las violaciones a jovencitas desvalidas, de saber de una muerte más de una mujer a manos de su cobarde y terrible marido. Y muchas veces ni siquiera tenemos que saber de lo que ocurre en otro punto del globo, donde una guerra hace saltar por los aires cualquier rastro de justicia o de ley, sino que podemos ver al otro lado de nuestra calle a una viejecita que grita histérica señalando al ratero que corre con su bolso, o sabemos de aquel hombre que conocíamos que ha aparecido ahorcado en el árbol donde solíamos jugar cuando éramos pequeños porque no soportaba la situación en su casa, o incluso podemos contemplar a los niños que juegan en la calle cómo se pelean, incluso usando palos y piedras.

Vivimos en un mundo cruel, que se está volviendo loco. Analizando un poco la naturaleza humana, nos podemos dar cuenta que la libertad como concepto ideal no es viable entre los hombres. Hemos sido diseñados para tener normas, no sabemos vivir en libertad.

Estoy trabajando en el campamento urbano del Ayto. de Béjar y esto es algo que puedo ver constantemente. Hay un niño, probablemente el más problemático de todos los que hay, que sencillamente no tiene límites en su entorno, está acostumbrado a hacer lo que quiera, y que nadie le diga nada. Me parece muy curioso cómo este chico, cuando es disciplinado, cuando se le castiga, se enfada, grita, patalea, hace todo lo posible por evitar el castigo. Pero al poco tiempo se puede comprobar que aprecia más a aquel que le pone límites. Cuanto más claro eres en cuanto a fijarle unos límites, más cerca de ti quiere estar. Es muy curioso cómo este chico solamente pide normas, demanda, a su modo, que le ofrezcas un patrón, porque conoce que está perdido.

Como ya hemos visto muchas veces, nuestro mundo cada vez está mas idiotizado, cada vez ponemos menos barreras a nuestra libertad, de hecho, hoy en día hay una curiosa tendencia a ofrecer como mejores alternativas las que tradicionalmente habían sido las peores, solamente por llevar la contraria.

El ser humano no ha sido hecho para tener una libertad como concepto ideal. Si no hay alguna norma, alguna barrera que nos impida salir de unos mínimos, nos sacaremos los ojos unos a otros, nuestra propia estupidez nos llevará a la ruina. Nosotros somos nuestro peor enemigo, tenemos que protegernos de nosotros mismos. Porque si no lo hacemos así, seremos testigos y causantes de nuestro propio fin.

martes, 5 de julio de 2011

Sacerdotes


Y en este libro están detallados los rituales que debían realizar los sacerdotes para acercarse a Dios, sacrificios cuya validez reside en que apuntan al sacrificio de Cristo. Estos rituales debían realizarse por los sacerdotes, los descendientes de Aarón, hermano de Moisés. Estos sacerdotes tenían la misión de interceder ante Dios por el pueblo, de hacer lo necesario para que los sacrificios fueran correctos, para que los pecados fueran cubiertos con la sangre de los animales. Y así debía ser.

Y así fue, estos sacerdotes llevaron a cabo su tarea durante milenios y la luz de la “menorah” no apagó sus lumbreras durante cientos de años. El altar del incienso elevó su olor delante del trono de Dios durante todo este tiempo.

Pero no todo es tan cuadriculado como nosotros pensamos. De hecho, de lo que hoy quiero hablar es que Dios no es cuadriculado. Él preparó un método para que cubrieran sus pecados y no fueran desechados por su maldad, Él dio un camino para el pueblo que había elegido, pero no cerró la puerta a aquellos que no pertenecieran a este pueblo. Si examinamos el capítulo en que Dios llamó a Abraham, patriarca de los judíos, en Génesis 12, le prometió que le bendeciría, pero que lo haría con un propósito, para que en él fueran bendecidas todas las familias de la tierra, no para que fuera feliz en su territorio sin hacer nada por nadie. Ese fue el propósito de la elección del pueblo de Israel, para que bendijeran al resto.

Pero esto no se queda aquí. Es algo que me llama mucho la atención es que los primeros sacerdotes que nombra la Biblia, no son descendientes de Aarón, ni siquiera eran de la tribu de Leví. Y lo que es más inquietante, no eran del pueblo judío.

Estos sacerdotes eran: Melquisedeq, el rey de Salem (La actual Jerusalén), al que las tradiciones judías relacionan con Sem, el primogénito de Noé. Él tuvo un encontronazo con Abraham y le bendijo. Este extraño personaje era al mismo tiempo rey, sacerdote y profeta. Este rey es tan inquietante que me gustaría hablar más a fondo de él. El segundo sacerdote del que nos habla la Biblia es Jetro, el suegro de Moisés. Su hija entró al pueblo de Israel al casarse con el líder, pero él no formaba parte de este pueblo. Él era sacerdote de Dios y un hombre muy sabio. Enseñó muchas cosas a Moisés, y no era judío.

Con esto solamente quiero hacer ver que para acercarse a Dios no hay que cumplir más requisitos que querer hacerlo. No necesitas un carné especial, ni ir a tal iglesia, no necesitas ser judío, ni católico, ni evangélico (o evangelista), ni poner ningún título especial a tu fe. Solo necesitas querer. Es la única condición. Porque la religión no salva, ni la pertenencia a un grupo en concreto, ni hacer buenas obras, ni ser solidario. Porque la salvación no va de nada de eso. Solamente hay un camino para la salvación, y este tiene nombre propio. Jesús. Todo lo demás puede ser muy bueno, sano, recomendable. Pero no te sirve de nada en lo que a Dios se refiere.  

lunes, 4 de julio de 2011

El camino de la derecha

Después de varios meses de travesía, Carlos se encontró como tantas otras veces antes con una bifurcación. Esto suponía que tendría que tomar una decisión, elegir el camino de la derecha significaba que rechazaba el de la izquierda, suponía que, en el caso que el camino de la derecha acabara en adversidad, no solamente tendría que enfrentarse a ella para salir de una pieza, sino que también debería volver sobre sus pasos hasta ese punto, para esta vez tomar la elección adecuada. Eso lo sabía por otras veces que le había tocado elegir. Hasta ahora su buen tino había ayudado a que siempre pudiera seguir hacia delante sin volver sobre sus pasos.

Por eso precisamente esta vez, como las otras, meditó bien su elección y se decantó por el camino de la derecha. La senda parecía mejor, sin tantas malas hierbas, el camino se perdía en una colina, los pastos eran más verdes. Seguramente, o al menos eso soñaba Carlos, detrás de aquella colina al fin encontraría lo que tanto había buscado.

Habían pasado ya quince años desde que dejó su hogar. Una cruenta guerra que no entendía había obligado a su madre a huir con él cuando apenas tenía tres años. Por eso cuando su madre hubo muerto, el chico reunió todo lo que pensó que necesitaría para una travesía tan larga y se puso en camino para volver a lo que fue su hogar. Allí seguramente podría ser aceptado por su anterior pueblo, por su familia. Pero ahora estaba en el camino, en este momento, sus compañeros de viaje eran el recuerdo y la ilusión, la esperanza de un futuro mejor junto a alguien que le apreciara. En esto pensaba mientras marchaba a buen ritmo rumbo a la colina por el camino de la derecha.

Pero aquella decisión no fue tan bien recibida por la fortuna como las anteriores. A los pocos días de emprender el camino que decidió, comenzó una tormenta que duró una semana, una cual nunca había visto el joven en su corta vida. En medio de esta tormenta, Carlos ya no sabía donde refugiarse, qué hacer para resguardarse de la tromba que le venía encima. Fue entonces cuando se encontró con una pequeña tienda de pieles, con una pequeña zanja alrededor. Se acercó con cuidado y dentro vio un anciano. Carlos se llamaba, como él. Invitó al chico a pasar y refugiarse dentro de su habitáculo. Allí estuvieron hasta que pasó el temporal. El joven Carlos conoció a la primera persona desde que murió su madre y emprendió el camino. El anciano Carlos era un veterano de varias guerras, también perdió lo poco que le quedaba hacía unos meses y ahora iba vagando por los caminos. Solía decir que le gustaba vagar, ir por la naturaleza aprendiendo de cada paso, tomando decisiones vitales cada día, cometiendo errores de los que aprender, decía que la vida es un camino, y que cuando te paras, te mueres.

Cuando pasó el temporal, Carlos siguió hacia delante, acompañado por Carlos. Durante las semanas que estuvieron juntos, el joven aprendió más que en toda su vida, parecía como si el anciano siempre tenía la palabra de sabiduría apropiada para el chico, estaba sencillamente entusiasmado.

Y entonces, cuando todo parecía ir perfecto, una mañana, cuando amaneció y el joven Carlos salió a cazar un conejo para desayunar junto con su anciano tocayo, estaba frío como un témpano. Su piel pálida, sin vida. Su compañero de viaje ya había llegado a su destino, a su hogar, con los suyos. Lloró a su amigo, al único que tuvo en su vida, maldiciendo su suerte. Hizo el entierro más digno que pudo para su compañero de viaje, y decidió seguir, lleno de dolor y de rabia, pero continuar adelante. Si algo aprendió de Carlos, era que siempre hay que seguir adelante.

Otro día, según avanzaba, se topó con que el camino terminaba abruptamente. La senda que eligió, la de la derecha, culminaba en un barranco. Buscó alguna manera de cruzar por otra parte, pero era imposible, aquel vergel que vio cuando tomó la decisión de ir por aquel camino se había convertido en un desértico infierno, sencillamente, se había equivocado. Entonces estalló. Maldijo todo lo que existía. No lo entendía. Había gastado más de un mes en ese camino, había perdido a un amigo, había sufrido más de lo que se atrevía a aceptar. Había sido un fracaso, una pérdida de tiempo. Ahora debería volver sobre lo andado, perder más tiempo para encontrarse algo, no sabía qué. Estaba furioso, realmente cabreado, daba puñetazos a las piedras dando gritos mientras sus lágrimas regaban el desértico paisaje.

Y con esa rabia se quedó dormido. Soñó que su amigo Carlos le hablaba, le reprendía. En ese camino “erróneo”, había aprendido a sobrevivir en una tormenta, a buscar agua en el desierto, a cazar conejos para sobrevivir, a distinguir algunas plantas comestibles y medicinales, había aprendido tanto de Carlos que, de hecho, no le había dado tiempo a digerirlo, había conocido a un amigo, a alguien que, en el recuerdo, siempre le acompañaría, había conocido lo que era el respeto, la autoridad, la amistad, y lo que ahora tenía que recordar e interiorizar, que aquel barranco no era un error, que el final de ese camino no era sino el comienzo del siguiente, que un bache en la senda no debe ser un trauma, que cuando en ese camino que era su vida se encontrara con un barranco, no tendría que patalear y maldecir, sino seguir adelante, acordarse de lo mucho que había aprendido, levantar la vista y mirar al horizonte, a aquel lugar más allá de las colinas, al lugar al que poder llamar hogar.

sábado, 2 de julio de 2011

El Holocausto europeo

Muy buenas a tod@s.

Esta semana ha estado un tanto cargada de sensaciones y de trabajo, tanto que ni siquiera he pisado por casa, por eso me ha sido imposible escribir nada, salvo el lunes. Ahora simplemente quiero dejaros con una entrada que he visto de un amigo y profesor, don José Hutter acerca de un nuevo, y a mi parecer más brutal y escandaloso, holocausto. Uno muy de moda hoy en día y que nuestra sociedad aplaude ante los altares de la libertad.

Para acceder a la entrada original de su blog, pinchad aquí.


¿De qué mueren los europeos? La respuesta puede sorprender (o no): Después del cáncer, es el aborto. Cada año hay cerca de un millón de europeos al los que se les niega el derecho a vivir. Mueren por manos de médicos en clínicas subsidiados por regla general con el dinero de todos los ciudadanos - por cierto, en España también del tuyo y del mío.

Algunos hechos:

a. En toda Europa (incl. UE) se produce un aborto cada 11 segundos, 327 abortos cada hora, 7846 abortos al día.
b. En la Unión Europea se produce un aborto cada 26 segundos.
c. En el año 1998 se produjeron en UE 855.000 abortos anuales. En el 2008 se produjeron 926.000.
d. España representa con un aumento de 62.000 abortos anuales el 87 % del aumento de la UE.
e. En los últimos 15 años, murieron 20.000.000 niños en al UE antes de nacer. Esto equivale al 4% de la población actual de la UE
f. El número anual de abortos en la UE equivale a la población de Eslovenia - o a la población de la ciudad de Madrid.
g. Los abortos que se producen en 12 días en la UE equivale al número de los muertos en accidentes de tráfico en la UE de un año entero.
h. Los abortos que se produjeron en los últimos 20 años en la UE equivalen a la aniquilación de la población entera de Romania.
i. El 18% de los embarazos en la UE termina en aborto. Es decir: la probabilidad de nacer vivo está alrededor del 80% en el viejo continente.

Esto es el holocausto europeo de todos los días.

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