viernes, 20 de mayo de 2011

#selfrevolution

Esta semana ha sido una locura. A pesar de estar ahora mismo en la recta final de este curso y tener trabajos que hacer y exámenes que solucionar, hoy mismo he tenido uno, he estado todo lo involucrado que he podido en las protestas ciudadanas que se están desarrollando en la Puerta del Sol en Madrid y en las que se están llevando a cabo por todo el mundo a través de las redes sociales, y lo está pagando mi descanso, mi sueño y mi salud mental, pero creo que merece la pena. Aún así, quedaos tod@s tranquil@s pues no estoy descuidando mis estudios y el examen que he hecho hoy me ha salido razonablemente bien.

El caso es que llevo un par de días informando de lo que yo he vivido y he visto en la #acampadasol, intentando desmentir todos los bulos que he comprobado que la gente suelta acerca de este movimiento, obviamente gente que no ha estado allí o que tiene intereses puestos en estos bulos.

Y firmemente pienso que de aquí podemos sacar un cambio, algo realmente grande, algo que, como ya decía, nuestros hijos estudien en el colegio, algo que, por lo menos, pueda hacer ver a los dirigentes que no pensamos quedarnos parados viendo a dónde nos están conduciendo sus políticas y sus planteamientos. Ha llegado el momento de levantarnos y hacer saber que, a partir de ahora, no seguiremos callados ante lo que consideramos injusto, y por lo visto, muy equivocados no debemos andar pues todo el mundo nos mira y se nos une.

Pues bien, en medio de toda esta vorágine de sucesos en mi vida, en Madrid, en España, en Europa y en el mundo, ayer por la noche, mientras seguía la actualidad por twitter y por la televisión, me llegó un email de una amiga que realmente me desconcertó.

Después de contarme una serie de sucesos que habían pasado en el día, me escribió unas pocas palabras que desmontaron mi planteamiento y me hicieron caer del lugar alto en que yo mismo me había colocado.

Sigo pensando en la legitimidad de estas protestas, y por lo menos en la mayoría de la gente que está allí, sigo creyendo que existe el ánimo de mejorar las cosas, de indignarse, y hacerlo saber, ante la podredumbre del sistema, de la clase política, de la banca, de la economía, de la especulación, de las desigualdades, de la injusticia. Y sigo pensando que esto traerá un cambio, mayor o menor, pero lo traerá. Pero aunque todo salga mucho mejor de lo que nadie espera, aunque consigamos crear la democracia perfecta, aunque eliminemos todas las desigualdades, aunque consigamos generar un Edén en la Tierra y alcanzar la perfección en nuestra civilización, o en otra nueva que inventemos, donde tod@s seamos iguales en efecto a tod@s, no nos quepa la menor duda que la maldad regresará, que la gente volverá a conseguir los medios para manipular, para controlar, para robar, para dominar. Y esto será así inevitablemente. Que nadie lo dude. Porque el caso es que el problema no es la política, el problema no es la banca, ni siquiera la injusticia. El problema son nuestros corazones.

El problema es que el hombre es malo, yo soy malo. Seguramente si yo estuviera en una posición de autoridad, de poder, intentaría aprovecharlo para mi beneficio, porque ciertamente soy perverso, mi corazón, como el de tod@s está inclinado al mal, queramos o no.

Por esto precisamente, antes de cambiar el mundo, debemos cambiar nosotros mismos. Lo que esta amiga me dijo, y tocó el resorte correcto, es “que deje de preocuparme de qué puede hacer el mundo por mi, que me pregunte qué puedo hacer yo por el mundo.”

Y esto me dejó planchado. Mi tarea no es cambiar el mundo, mi tarea es cambiar yo. No quepa ninguna duda que lo demás vendrá rodado. Ghandi ya lo dijo: “Sé el cambio que esperas en el mundo”.

Así que, amigos, amigas, indignaos profundamente ante la injusticia, no toleréis a los ladrones, denunciad los robos, los atropellos, comenzad la revolución que tanto ansiáis; pero más aún, iniciadla en vuestros corazones, cambiar el mundo debe comenzar por cambiar uno mismo, si no, solo servirá para hundirlo más en la miseria. Pues el problema real reside en nuestros corazones. Sed este cambio que tanto deseáis ver y haceos esta pregunta conmigo: ¿qué puedo hacer yo por el mundo?.

5 comentarios:

Montse dijo...

Muchas gracias Miguel Ángel. 100% de acuerdo.

Contaré una anécdota que viví y que ilustra lo que tu muy bien has explicado: Estando yo en una cafetería, escuchaba hablar a un señor y al dueño de la cafetería sobre los robos… y demás “fechorías” con que nos deleita la clase política (no quiero generalizar porque alguno habrá que se salve y sepa desempeñar su labor con responsabilidad y honor). El hombre cada vez se encendía más y más y yo en silencio también. “Cuanta razón tiene”, decía yo para mi. Pero le puso una guinda a su pastel diciendo muy seguro de sí y a viva voz: “pero…. yo lo tengo muy claro. Si estuviera en el lugar de ellos….HARÍA LO MISMO”.

Entonces entendí que la raíz de la crisis es el corazón, como tu muy bien dices. Analicemos los valores que nos mueven. Un día Dios cambio los valores que rigen mi vida y cuantos más años paso caminando con Él, más segura estoy que funcionan, tienen más sentido cada vez. Y puedo unirme a mi amigo Miguel Angel para decir “¿Qué puedo hacer yo por el mundo?". Yo tengo ya claras algunas cosas. ¿Y tu?

El Tío Poe dijo...

Muchas gracias por el comentario Mone.
Para que tod@s lo sepáis, ella es la amiga que me envió el mail que me rompió.

Dal Wehawax dijo...

Cierto, Miguel Angel, tu misión no es cambiar el mundo pero sí lo es evitar que te cambie el mundo a ti. Nada malo has de ver en tus aspiraciones de tener un mundo mejor ni de pensar como has pensado estos días ni de ser aquel que tienes la capacidad de ser.
Alguien a dicho muy acertadamente que el mal avanza porque la buena gente se está quieta. Podemos mejorar nuestro corazón cuando lo unimos a otros corazones anónimos que sueñan con un mismo ideal. Dudo mucho que tengas cambiar algo de los sentimientos y pensamientos que has experimentado estos días porque yo si fueses mi hijo me sentiría muy orgulloso de ti. Tienes que ser Miguel Angel y tienes que dejar de pedirle permiso a los demás para ser tú. Todo lo que se consigue de manera pacifica tiene la bendición de Dios porque él ama a los pacificos de corazón. Todos quieren que las cosas cambien pero si no las hacemos cambiar siempre estarán igual. Tenemos que compartir el trabajo de otros si se persiguen las mismas metas. Y si se es inteligente como tú mucho más.Lo que está pasando en la Puerta del Sol es grande, grande de verdad. Aunque ya se va a procurar que todo quede en un aborto. La gente sin miedo y unida es una amenaza para el sistema. Es incomprensible que 350 escaños tengan en su puño a 44 millones de españoles. Dios no nos impide defendernos de las injusticias y el que lo hace se siente bien consigo mismo y con los demás. Un abrazo

El Tío Poe dijo...

Gracias Dal!

La verdad es que cuanto más sigo todo esto en las redes sociales (de los medios de comunicación cada vez me fío menos) más cuenta me doy de que esto es realmente impresionante. No puedo dejar de leer y ponérseme la piel de gallina. En tantas y tantas ciudades de todo el mundo hay concentraciones, están saltando casi todos los países europeos con sus propias acampadas de "indignados", la organización en las acampadas es brutal, la gente se ayuda, son responsables, escuchan, según tengo entendido los sindicatos de policía han dicho que no van a intervenir lo diga quien lo diga, de hecho, en Canarias ya se han unido a los manifestantes, en muchos sitios los bomberos están llevando agua potable a la gente.

Grande, esto es muy grande. Y me alegro tantísimo que no soy capaz de expresarlo. El caso es que no servirá de nada si este cambio de "fachada" no va acompañado por un cambio de corazones, un cambio tan profundo, por lo menos, como el que deseamos en nuestra sociedad.

Dal Wehawax dijo...

Gracias a ti Tio Poe. Por cierto, y si solo queda uno ese seré yo. Victor Hugo

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