jueves, 26 de mayo de 2011

El Cielo

Una idea muy curiosa me ronda la cabeza últimamente. Tiene mucha relación con lo que os expresé en la entrada “Mi Esperanza”. Esta idea comenzó a atraparme durante las clases, seguramente el hecho de convivir en el mismo piso con el profesor hace que no pueda escapar ni siquiera cuando se supone que estoy “a cubierto”. De hecho, solamente por gusto, he dedicado un par de tardes a estudiar un poco más el tema. Pero quiero ampliar un poco más este estudio para compartirlo con vosotr@s.

Esta idea es que lo que pensemos, lo que creamos, lo que esperemos del futuro va a determinar absolutamente la manera en que vivimos el presente.

Alguien que espera ser campeón mundial de salto de altura, dedicará todos sus esfuerzos en prepararse, con la mirada puesta en esa meta. Alguien que desea con todas sus fuerzas ganar el Premio Nobel de Literatura, va a emplear todo tu tiempo, su talento, su imaginación en este proyecto. Alguien que desea algún día llegar a salir al espacio en una misión de la NASA, estudiará con todas sus fuerzas, tratará de estrujar al máximo sus neuronas en las investigaciones astronómicas, se preparará físicamente. Todo para lograr esta meta.

De la misma manera, tú puedes mirar tu vida, la manera en que tomas cada decisión, la forma en que vives cada día, la manera en que tratas a las personas que tienes a tu alrededor y pensar cual es la meta que pretendes alcanzar con tu día a día.

Partiendo de esta idea, quiero ir un poco más allá. ¿Qué va a ser de ti una vez mueras?. ¿Qué va a ser de mí una vez muera?.

Nuestro país proviene de una cultura cristiana, le pese a quien le pese, el hecho es ese. Por lo que para nosotros la idea del Cielo y del Infierno es algo que no resulta muy extraño, al menos no de una manera ideal. El problema llega cuando intentamos pensar en el concepto que cada un@ de nosotr@s tenemos de estas dos ideas.

Soy consciente de que la gran mayoría no tiene ningún tipo de fe ni de esperanza puesta en el Cielo, mucho menos en el Infierno. De hecho, esta, según el planteamiento que antes exponía, es una razón contundente para que cada uno viva la vida como lo hace. Si no tienes ninguna expectativa, si no tienes una esperanza en una vida futura, el presente es lo único que cuenta, por lo tanto es lógica una actitud ante la vida cuya base sea la búsqueda del bienestar personal, aún cuando también intentamos encontrar un bienestar para las personas que nos rodean.

Por eso me gustaría comenzar otra serie de entradas. Una en la que especifique cual es mi esperanza, de cómo es el lugar al que yo creo firmemente que voy a ir una vez muera. El estudio de este lugar, espero, me ayudará a trastocar la manera en que vivo mi vida. Tener una consciencia más clara de la meta esperada me ayudará a ajustar mi presente con la vista puesta en el fin del camino.

Según mi opinión, y esta opinión está basada en la Biblia, libro que considero la Palabra de Dios por razones que ya he expuesto, a lo largo de los tiempos se ha desvirtuado, menospreciado, tergiversado y ridiculizado el concepto del Cielo. Es curioso cómo para muchas personas que conozco, la idea celestial de un musulmán es mucho más cercana, más conocida y más reconocida que la idea cristiana, que la bíblica. Y la razón es que sencillamente nos han contado una mentira. Porque la idea que nos han pintado, la que tod@s hemos pensado durante tanto tiempo es sencillamente falsa.

Tal vez algunos pensaréis, y con mucha razón, que, tal y como nos han pintado el Cielo, este no es un lugar al que apetezca ir. Pues bien, déjenme tomar este Libro y veamos juntos qué tiene que decir acerca del lugar que Dios preparó para los que le aman. Dejadme que comparta con vosotr@s cómo es la meta que pretendo usar como motor para seguir adelante en mi vida. Dejadme que os hable de mi esperanza. Os aseguro que no tendrá nada que ver con el estereotipo que tenemos, con la gran mentira que nos han contado.

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