viernes, 29 de abril de 2011

Gaia

Los seres vivos son algo tremendamente complejo. Para que pueda existir la vida en un cuerpo biológico, este ser tiene que poseer unas condiciones que incluso con toda nuestra comprensión y conocimiento científicos somos incapaces de conocer completamente. Esto es algo de lo que ya he hablado y que dudo que haya nadie con un mínimo de raciocinio que ponga en cuestión. Nuestra fisionomía, en todos los sentidos, es algo increíblemente complejo, algo tan impresionante, tan lejos a nuestra comprensión que desafía nuestra inteligencia. Poppe dijo : “Si nuestro cerebro fuera lo suficientemente sencillo para que lo pudiéramos comprender, nosotros seríamos tan estúpidos que no podríamos comprenderlo.”

Pero así como es tremendamente complejo nuestro organismo, también es impresionante todo lo que nos rodea. Todo lo que hace posible que estos cuerpos, que estos seres vivos puedan crecer, puedan reproducirse, puedan alimentarse, respirar, autorregularse. La verdad es que el planeta en el que vivimos está compuesto de tantos factores que hacen posible nuestra existencia que, nuevamente, el hecho escapa a nuestro control y a nuestras mentes.

Es sorprendente cómo tantísimos elementos como la atmósfera, los seres vivos desde los más complejos como nosotros hasta los seres unicelulares, las mareas, los océanos, las masas continentales, las nubes, los vientos, absolutamente todo, presenta unas características de autorregulación perfectamente orquestadas y distribuidas para que sea posible nuestra existencia.

No creo que sea un disparate la visión del mundo que presenta la vida del globo como un enorme ser vivo. Algunas de las religiones más antiguas presentan a la naturaleza como una diosa, seguramente habréis escuchado acerca de Gaia. Esta deidad es algo así como la diosa Eywa de los Na'vi en la película de Avatar. Incluso hoy hay mucha gente que, si no venera a la “Madre Naturaleza”, por lo menos de una manera ideal o pseudo espiritual afirma su existencia. No me parece muy extraña esta visión ni un disparate el pensar que funciona así porque la verdad es que la naturaleza que nos rodea es tan increíblemente compleja, tan finamente ajustada, con tanta capacidad autorreguladora que resulta muy complicado el entender que todo eso pueda estar ahí y seguir funcionando si no hay alguien más allá que lo maneja con tal precisión, con tanto control.

El tema es que, como decíamos antes, el equilibrio de todo esto, para que nuestra amiga “Gaia” pueda seguir adelante, protegiendo a sus chiquillos, es precisa la existencia de los árboles, de los microorganismos, de los grandes seres, de las nubes, del monzón, del cierzo, de la flora intestinal, de los escarabajos peloteros, de tantas cosas que me es bastante difícil el imaginar cómo pudieron surgir seres sin las condiciones favorables, como las que tenemos ahora, y que pudieran evolucionar hasta lo que son actualmente. O que las condiciones se pudieran dar sin estos seres, pues ellos son la base de muchas de ellas, de prácticamente todas. Supongo que la solución para sus defensores será que se “crearon mutuamente mediante una serie de evoluciones aleatorias y favorables”, así es su respuesta para todo.

Eywa, Gaia o como se quiera llamar, existe. Probablemente no tenga conciencia ni sea una diosa, pero ahí está. El mundo es como un gran ser viviente, perfectamente ajustado, autorregulado, una autentica obra maestra de la ingeniería divina. Otra prueba más de, no solamente la existencia de un creador sumamente inteligente, sino de la profunda ignorancia del ser humano.

jueves, 28 de abril de 2011

El kilo pierde peso

Así es, amigos. Según la Royal Society de Londres hay que redefinir el kilogramo.

El caso es que , según parece, desde que se midió el objeto que dio referencia a lo que hoy consideramos kilo, el cilindro ha perdido algo de peso. Este reajuste se trata de 50 microgramos, es decir, el peso de un grano de arena de 0,4 milímetros. Esto afectaría a una de las 7 medidas de comercio y ciencia más usadas (metro, kilogramo, segundo, amperio, kelvin, mol y candela).

Y ante esta noticia, yo me hago seriamente una pregunta, que más bien podría considerarse una afirmación, ¿es que estamos todos tontos o qué?.

¿Los más grandes científicos suponen que tenemos que cambiar los pesos de absolutamente todo en nuestras vidas por un adelgazamiento de un cilindro centenario en 50 microgramos?

Son muchas las ocasiones en que podemos ver a nuestro alrededor cómo se está volviendo el mundo. Lo más problemático es que poco a poco estamos viendo todas estas cosas que nos rodean, todas estas absolutas idioteces como algo normal.

Hace un tiempo hablaba de la completa estupidez que supone la ley de la paridad. Que sea el sexo y no la capacidad lo que prime para escoger a una persona para un puesto, y más cuando se hace para intentar que no sea el sexo lo que prime, me parece una tontería de enorme calibre.

Que se censuren las convicciones religiosas en nombre de la libertad religiosa es otra de estas contradicciones que nos cuelan y nosotros, como pequeños corderitos tontos las aplaudimos.

Que, como decía el otro día, nieguen la existencia de ninguna verdad absoluta mediante el razonamiento más absoluto que existe es otro ejemplo de nuestra enorme memez.

Muchas veces, medio en broma, comento con algunos amigos viendo el grado de estupidez al que estamos llegando, que el mundo se va a acabar pronto. Y es algo que, si nos paramos a pensar, está cada vez más claro.

Nuestro amigo Harold Camping comentaba que el día del juicio iba a ser el próximo 21 de mayo. Esta es otra de esas tonterías de las que hablaba, pues nadie sabe cuándo será, y si alguien dice que sí lo sabe, incluyéndome a mí, nos está intentando tomar el pelo descaradamente. Pero yo pienso que realmente queda poco, no se si para el fin del mundo en el sentido bíblico, para que haya una guerra que nos mande al otro barrio o para qué. Pero el caso es que si no llega en poco tiempo el apocalipsis, no vamos a necesitar que venga ningún dios a hacer nada, ya nos ocupamos nosotros solitos. Lo que está claro es que saber, sabemos, y también está claro que tenemos la suficiente estupidez para hacerlo.

Albert Einstein afirmó: “Solamente hay dos cosas que son infinitas, la primera es el universo y la segunda es la estupidez humana, y de la primera no estoy tan seguro”.

Pues eso, que un poco más tontos y nacemos piedras.

miércoles, 27 de abril de 2011

14C

Nací el 11 de julio de 1984. Lo digo más que nada por si alguien se le ocurre regalarme algo para mi cumpleaños. Y también lo digo para afirmar con orgullo que tengo 26 años, lo que significa que tengo 320 meses de edad, que tengo 1398 semanas, que he vivido 9786 días, algo más de 234860 horas. Y para saber todo esto, no es tan difícil hacer las cuentas. En cuánto a cómo yo sé que nací ese día, bueno, me tengo que fiar de mis padres y de mi DNI, no hay más. Porque la verdad es que no recuerdo el día en que nací, mucho menos recuerdo aquel mágico momento, aquel miércoles 11 de julio de 1984, con apenas un par de horas, cuando eché un vistazo a un calendario que había en la pared de la habitación de la clínica (muchos de vosotros sabréis exactamente dónde, soy especialmente insistente cada vez que paso por allí en Salamanca).

Pero no todo el mundo tiene estas facilidades para saber cuántas horas lleva vividas. No todos tienen una fecha en el DNI, hay gente que incluso ni saben a ciencia cierta en qué año nacieron. Pero aún cuando nadie se acuerde de cuándo fue que comenzó a vivir, hay métodos que se pueden usar para conocer tu edad. Hay gente que viendo tus dientes puede saber, de una manera aproximada cuántos años tienes.

Así también existen numerosos métodos en que se miden las edades de algunos fósiles, de algunas piedras. Para cuando se encuentran nuevos hallazgos arqueológicos, saber más o menos de qué época se habla. No es lo mismo encontrar un revólver que date de finales del siglo XIX que encontrar uno que fue construido a mediados del siglo X a. C.

Hoy quiero hablaros de uno de los más conocidos, uno que se usa para medir la antigüedad de la materia orgánica, tales como los fósiles de animales, plantas, ropa o utensilios de madera, por ejemplo. Este método es el del Carbono 14.

Este método se viene usando desde que en 1947 lo inventara Willard Libby. Se basa en el principio de desintegración del carbono radioactivo. Para simplificar la explicación, la materia orgánica está basada en el carbono, pero este carbono va absorbiendo en su sistema metabólico isótopos radioactivos de Carbono 14, que una vez han muerto, van desintegrándose a un ritmo determinado. El principio de utilización de este método se basa en que viendo el Carbono 14 que existe en determinado cuerpo, teniendo en cuenta que se desintegran a una velocidad constante, podremos saber la edad de dicho cuerpo. Y de esta manera podremos saber la edad de cualquier material orgánico que encontremos en una excavación arqueológica.

Pero este método tiene dos grandes problemas. Por una parte, el carbono radioactivo, al ir desintegrándose, como su propio nombre indica, va siendo menos abundante con el paso del tiempo, he ahí la gracia. Así que, podemos estimar que cuando han pasado 5000 años después de la muerte del ser en cuestión, ya solo queda la mitad de la presencia inicial de este isótopo, cuando han pasado 10000 años, solo queda la cuarta parte, a los 15000 años solo queda un 12,5%. esto significa que cuánto más nos alejamos de la fecha en cuestión, más difícil es la datación y más riesgos hay de cometer errores.

El otro gran problema es la presuposición de que las condiciones que hacen que el Carbono 14 se desintegre a esa velocidad constante siempre fueron las mismas. Por ejemplo, si nosotros entramos en una habitación en la que hay una vela encima de una mesa y todas las ventanas cerradas, podremos medir el oxígeno que queda, el dióxido de carbono que ha generado la combustión y la cera que ha sido derretida y llegar a la conclusión que aquella vela ha estado encendida durante un par de horas y 12 minutos. Pero para llegar a esa conclusión tendremos que aceptar que la ventana no ha estado abierta durante ese tiempo, que nadie ha apagado la vela durante, digamos 25 minutos y vuelto a encenderla. Tenemos que confiar en que todo ha estado como está ahora mismo. Hay muchos factores que han podido alterar el proceso de desintegración del isótopo del carbono, como contaminaciones atmosféricas por erupciones volcánicas, modificaciones en la intensidad de la radiación cósmica, meteoros que atraviesan la atmósfera, o incluso accidentes en reactores nucleares.

Esta es una de las principales herramientas usadas para fechar los hallazgos arqueológicos. Pero, como hemos podido ver, está expuesta a numerosos fallos de cálculo e incluso a errores garrafales, sobre todo si nos separamos a la barrera de los 5000 años hacia atrás. Lo que me lleva a la obligada pregunta: ¿hasta qué punto los datos que tenemos en cuanto a nuestra antigüedad son fiables?.

En el futuro seguiremos observando algunos de otros métodos de medición que se usan. Veremos sus carencias y sus virtudes. Todo para intentar ver hasta qué punto podemos hacer caso a nuestros libros de ciencias y de historia.

martes, 26 de abril de 2011

Toda la verdad y nada más que la verdad

Hay un concepto que últimamente está pasando de moda a pasos agigantados, y es un concepto muy importante si queremos hablar con un mínimo de comprensión de algunos de los temas más importantes y trascendentes. Este concepto es la verdad. De la idea de que haya cosas que son 100% reales.

Durante muchas conversaciones de diferentes temas, he recibido argumentos en contra de esta idea. La más generalizada es la que reza que la verdad no existe. Este es un concepto muy extraño, pues si alguien está afirmando que no existe la verdad, a su vez está creyendo en la “verdad” de la no existencia de la verdad. Supongo que lo que querrán decir con esto es que sí que hay una verdad que existe, y es que todo el resto de verdades no son tales. Es decir, la única verdad es la que niega al resto.

El caso es que normalmente esta falacia se usa para negar validez de términos absolutos, como la idea de bien. Se niega la existencia de términos absolutos usando un absoluto lo cual como bien podréis comprender es una paradoja, además de una completa estupidez.

Otro tema que me gustaría defender acerca de la verdad es que es contraria a la mentira. Es decir, si yo niego la realidad, estoy mintiendo. Esto puede parecer una estupidez, pero es algo que viene bien recordar, pues muchas ideas extrañas que podemos ver a nuestro alrededor provienen precisamente de creer que la negación de la verdad no tiene por qué ser la mentira. De ahí viene la típica frase: “esa es tu verdad”, como queriendo dejar caer que, aunque sean contrarias, dos verdades pueden coexistir al mismo tiempo, lo cual, al menos personalmente, considero un despropósito.

Y el último punto que quiero dejar claro, y es algo que ya he comentado en alguna ocasión, es que una mentira no se convierte en verdad por repetirla muchas veces. Así como que algo que suene a verdad y parezca verdad no es necesariamente la verdad.

Estos son algunos conceptos que quería dejar claros antes de continuar hablando de otras cosas, para que nadie me malinterprete en otros temas.

Para ilustrar todo esto me gustaría dar algunos ejemplos aclaratorios de todo esto. Cada día cuando nos levantamos, ponemos nuestra confianza en que es verdad que el suelo resistirá nuestro peso. Puede ser que el suelo nos sostenga, o puede ser que, al levantarnos y poner nuestros pies en las baldosas, las vigas cedan y caigamos. Pero es evidente que una de las dos cosas pasarán. No es posible que el suelo nos soporte y no nos soporte a la vez. A su vez, confiamos y creemos que es verdad que al dar al interruptor de la luz se encienda la bombilla, y que cuando encendamos el grifo salga el agua. En caso que no surja efecto, cuanto menos nos desconcertaremos. Pero si intentamos dar al interruptor de la pared para intentar que salga agua caliente del grifo o girar la manivela buscando que se encienda la bombilla, sencillamente no sucederá lo que esperamos. Por mucho que intentemos que funcione a nuestra manera, simplemente no será así. Y por último, puede ser que yo intente dar a un interruptor de la pared para encender una bombilla, y puede ser que este interruptor sea blanco, tenga la forma adecuada, esté enganchado al tendido eléctrico y que no haya ningún corte de luz, ya sea por problema de la compañía eléctrica ni porque hayamos dejado de pagar las facturas. Puede ser que todas estas condiciones se cumplan perfectamente, que todo parezca que es verdad que se va a encender la luz al pulsar el interruptor, pero que sencillamente no sea así. Aunque sea solamente por la razón que ese botón no enciende esa bombilla.

Supongo que no todos vosotros no tendréis el mismo concepto de verdad, algo tan absoluto como lo que yo pienso. Pero así es como yo lo veo, y en base a este concepto de verdad que, valga la redundancia, yo considero verdadero, seguiré tratando otros temas construyéndolos sobre estos cimientos.

lunes, 25 de abril de 2011

Punt

Cuando hablamos acerca del descubrimiento de América, inmediatamente nos vienen a la mente aquellas carabelas gobernadas por el genovés Cristobal Colón llegando, después de un duro periplo, a la isla de San Salvador tal y como nos enseñaron nuestros maestros en el colegio. Después, si meditamos algo más nos acordamos que hace algunos años vimos un documental que decía que los primeros en llegar realmente fueron los vikingos, que tuvieron colonias en algunas islas de Groenlandia en los primeros años del pasado milenio.

Pero hoy quiero presentaros otra hipótesis de las muchas que hay.

Aunque nos pueda parecer que los egipcios no eran muy buenos navegantes, que se limitaban a viajar por el Nilo en sus barquitas de juncos, la verdad es muy diferente. Los egipcios, como en casi todo, en náutica tenían una tecnología asombrosa. El Torquetum, o como lo llamaban los egipcios, el tanawa, fue un invento de los habitantes del Nilo, que usaba las posiciones de los astros para determinar distancias y direcciones. Los grandes navíos egipcios, con su base plana, eran perfectos para grandes travesías marítimas. Aprovechando las corrientes de aire y las marinas, podían viajar a gran velocidad, y cuando no contaban con estos “motores” llevaban un ejército de remeros para suplir estas fuerzas.

Dibujo del tanawa

En el año 232 a. C. zarpaba del Mar Rojo una expedición de seis naves bajo el mando de Rata y Mawi, amigo de Erastótenes. Pues bien, según Rick Sanders en su trabajo “Ancient navigators could have measured the  longitude” habrían llegado al continente americano cruzando el Pacífico. Prueba de ello son los dibujos del tanawa encontrados en las “cuevas de los navegantes” en Nueva Guinea Occidental, que puede perfectamente ser uno de los lugares donde pararon antes de aventurarse al mar infinito y, de hecho, datan de la misma época. Así mismo, en las proximidades del lugar del dibujo, encontramos una inscripción de la misma época. El litogrifo se tradujo como sigue:

Límite sur de la costa alcanzada por Mawi. Esta región es el límite sur de la tierra montañosa que el comandante reclama mediante proclamación escrita en esta tierra triunfante. A este límite sur llegó la flotilla de barcos. El navegante reclama esta tierra para el rey de Egipto, para su reina y para su noble hijo, comprendiendo un curso de 4.000 millas escarpado, poderoso, levantado en lo alto.
                                                    Agosto, día 5  del año 16 del Rey”.

Otro tema interesante en este sentido son las tierras de Punt. El primer viaje del que se tiene referencia es en los tiempos del faraón Sahure de la V dinastía, alrededor del 2550 a. C. Sus barcos trajeron de Punt y de las numerosas otras tierras e islas donde hicieron escala incienso, mirra, oro, plata, maderas preciosas y esclavos.

El faraón Asa (Isesi) siguió el ejemplo de Sahure, hacia 2400 a.J.C.,  y envió también sus flotas hacia la Tierra de Punt.  Una princesa de la VI dinastía se llevaba a su tumba,  para el viaje al País de los Muertos, color de labios con base de antimonio, un metal totalmente desconocido en Egipto y en sus países vecinos. De la misma época es la piedra tumbal de Knemhotep, piloto de  Elefantina, que había hecho once viajes a la Tierra de Punt.

En la IX dinastía, se realizaron numerosos viajes ordenados por la reina Hachepsut cuyas relaciones están grabadas en el templo de Deir-el-Bahari que ella mandó edificar en Tebas en honor de Amon-Ra. La expedición principal de Hachepsut se componía de por lo menos cinco  grandes navíos de treinta remeros cada uno. Salieron en 1483 a.J.C. de un punto del Mar Rojo  y tardaron tres años en regresar. Una de las inscripciones del templo de Deir el-Bahari dice: “Los habitantes de Punt preguntaron: ¿cómo habéis llegado a este país desconocido de los hombres? ¿Habéis venido volando por los senderos del cielo,  o habéis navegado por el Gran Océano del País de los Dioses?”

La expresión “Gran Océano”, si designa al Océano Pacífico, como parece indicar, entonces la legendaria Punt debería estar a la otra parte de este enorme océano.

Hay otras teorías que sitúan Punt en Eritrea, Somalia o Zimbawe, pero, el caso es que un trayecto tan corto no justifica la duración de tres años de viaje que nos cuentan los egipcios. También están los casos de la princesa con el pintalabios imposible, o algunas momias que presumiblemente fueron aromatizadas con algunas especias como la cocaína, presente únicamente en el continente americano.

Existe una tierra, al lado del Lago Titicaca, llamada por los indígenas Puno, del que proceden, curiosamente, la mayor parte del oro, plata y antimonio de todo Perú. Extrañamente, en este lugar, tienen una curiosa manera de construir sus barcos, con totora, parecido al junco del Nilo, y sospechosamente parecidos a los barcos egipcios.

miércoles, 20 de abril de 2011

Isaías 53


  1. ¿Quién ha creído á nuestro anuncio? ¿y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová?
  2. Y subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca: no hay parecer en él, ni hermosura: verlo hemos, mas sin atractivo para que le deseemos.
  3. Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto: y como que escondimos de él el rostro, fué menospreciado, y no lo estimamos.
  4. Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.
  5. Mas él herido fué por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados: el castigo de nuestra paz sobre él; y por su llaga fuimos nosotros curados.
  6. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino: mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.
  7. Angustiado él, y afligido, no abrió su boca: como cordero fué llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.
  8. De la cárcel y del juicio fué quitado; y su generación ¿quién la contará? Porque cortado fué de la tierra de los vivientes; por la rebelión de mi pueblo fué herido.
  9. Y dipúsose con los impíos su sepultura, mas con los ricos fué en su muerte; porque nunca hizo él maldad, ni hubo engaño en su boca.
  10. Con todo eso Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole á padecimiento. Cuando hubiere puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada.
  11. Del trabajo de su alma verá y será saciado; con su conocimiento justificará mi siervo justo á muchos, y él llevará las iniquidades de ellos.
  12. Por tanto yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fué contado con los perversos, habiendo él llevado el pecado de muchos y orado por los transgresores.

Escrito por el profeta Isaías más de 700 años antes de Cristo. En cualquier caso, y confirmado en los hallazgos de Qumram, está demostrado que son de antes del nacimiento de Jesús. Realmente después de leer esto y contrastarlo con lo que se celebra estos días, no entiendo cómo aún hay gente que no cree en que Jesús es el Mesías.

Pasad una feliz Semana Santa.

martes, 19 de abril de 2011

I look to you

As I lay me down,
heaven hear me now,
I'm lost without a cause
after giving it my all.

Winter storms have come
and darkened my sun
After all that I've been through
Who on earth can I turn to?

I look to you...
I look to you....
After all my strength is gone
in you I can be strong
I look to you...
I look to you...
And when melodies are gone
in you I hear a song
I look to you...

About to lose my breathe
there's no more fighting left
Sinking to rise no more
searching for that open door

And every road that I've taken
Lead to my regret
And I don't know if I'm going to make it
Nothing to do but lift my head

I look to you...
I look to you....
After all my strength is gone
in you I can be strong
I look to you...
I look to you...
And when melodies are gone
in you I hear a song
I look to you...

My levees are broken
My walls have come
tumbling down on me

The rain is falling
defeat is calling
I need You to set me free

Take me far away from the battle
I need you
shine on me

I look to you...
I look to you....
After all my strength is gone
in you I can be strong
I look to you...
I look to you...
And when melodies are gone
in you I hear a song
I look to you...


(Traducción)


Según caigo,
Cielo, escúchame ahora.
Estoy perdida sin causa,
después de dar todo de mi.

Las tormentas de invierno han llegado
y oscurecieron mi sol.
Después de todo por lo que he pasado,
¿a quien sobre la tierra puedo acudir?

Te miro a ti
Te miro a ti
Después de que toda mi fuerza se haya ido
en ti puedo ser fuerte
Te miro a ti
Te miro a ti
Y cuando las canciones se han ido
En ti escucho una canción
Te miro a ti...

A punto de perder la respiración
No queda ninguna lucha
debilitándome hasta no alzarme más
buscando esa puerta abierta.

Y a cada camino que he tomado,
cargo mi pesar.
Y no sé si lo haré.
Nada, sino solamente alzar la cabeza.

Te miro a ti
Te miro a ti

Después de que toda mi fuerza se haya ido
en ti puedo ser fuerte
Te miro a ti
Te miro a ti
Y cuando las canciones se han ido
En ti escucho una canción
Te miro a ti...

Mis diques se han roto
Mis muros han caido
sobre mi.

La lluvia está cayendo
la derrota está llamando
Necesito que me liberes.

Llévame lejos de la batalla
Te necesito
Para que luzcas sobre mi.

Te miro a ti
Te miro a ti

Después de que toda mi fuerza se haya ido
en ti puedo ser fuerte
Te miro a ti
Te miro a ti
Y cuando las canciones se han ido
En ti escucho una canción
Te miro a ti...

lunes, 18 de abril de 2011

Los tres árboles

Había una vez, en un bosque a orillas de un río, tres pequeños árboles. Estos árboles siempre habían vivido muy cerca entre sí y se habían hecho muy amigos. Compartían cada día con los otros sus sueños, las ilusiones que tenían para cuando crecieran. Todas las mañanas, con una conversación cargada de esperanzas y de confianza, hablaban de su futuro, de cómo sería su porvenir.

El primero, con gran entusiasmo, compartía: “Yo sueño con crecer grande y fuerte, que mi madera llegue a ser una de las más preciosas del mundo, y que con ella hagan un enorme y cuidado cofre. Un cofre labrado por los mejores artesanos con las filigranas más preciosas, que los cerrojos y las junturas sean de plata fina, quiero tener oro y diamantes engarzados en mi piel. Quiero encerrar en mi interior los más grandes tesoros del mundo, las piedras más preciosas, la corona del mayor rey de la historia, quiero que el oro que yo encierre valga más que un país. Sí, eso quiero ser, quiero ser el que encierre la mayor riqueza del mundo.”

El segundo, con determinación férrea comentaba: “Cuando crezca yo seré un árbol con una madera tan noble y dura que la usarán para crear un galeón. El galeón más robusto que se haya construido jamás. Mi madera será tan noble, tan valiosa, que el agua jamás la pudrirá. Adornarán el casco del galeón con flores y con especias aromáticas para que siempre huela como merece. Pero no será un galeón cualquiera, será el galeón de un gran rey. En mi galeón, este rey, el mayor sobre la faz de la tierra, surcará los enormes mares y océanos para moverse por las vastas tierras sobre las que es soberano. Me llamarán “El Rey de los Mares”. Todos me admirarán, todos me amarán. Sí, eso seré, seré el robusto y precioso galeón del Rey.”

El tercero, ilusionado, decía: “Pues yo quiero ser un árbol muy alto, tan alto que incluso las aves al volar puedan cobijarse a mi sombra. Desde las mayores y más famosas ciudades sabrán de mí, y me verán al horizonte desde los confines de la tierra. Todo el mundo sabrá que yo estoy aquí, y me vendrán a ver desde los lugares más recónditos de todo el planeta. Los animales y las familias se acercarán a mi descomunal sombra para descansar en verano, y para refrigerarse en los preciosos regatos de agua cristalina que surcarán las sombras de mis muchas hojas. Sí, eso voy a ser, el lugar que se vea desde todo el mundo, el sitio donde todos, grandes y pequeños vayan a refugiarse del sofocante sol.

Pasaron los años, y parece que nada salió como ellos esperaban.

El primero, no creció tan grande y tan fuerte como imaginaba. Su dureza y la pureza de su madera no eran las necesarias para un cofre tan precioso como él imaginaba. Y un día vinieron a cortar su tronco. Con él hicieron algo que no le gustaba nada. Uno de aquellos cajones donde ponen la paja para que coman los burros. Lo que fue el árbol con sueños gloriosos lloraba angustiado, su existencia había sido un fracaso.

La madera del segundo no terminó siendo tan robusta como para construir un galeón, mucho menos para un rey, además, no era tan grande como para abastecer para toda una nave tan descomunal. Un día vinieron a por su madera. La usaron para hacer un pequeño bote de pesca, uno de aquellos diminutos que usan los pobres pescadores para conseguir su sustento. Sus sueños de llevar a un rey, de ser admirado, de oler a rosas, fueron truncados. Ahora llevaba a un pobre, daba bastante lástima y siempre olía a pescado de una manera tan profunda que nadie quería acercarse a él. Otro sueño truncado, otro fracaso para los sueños del pobre árbol.

Y en cuanto al tercero, bueno, no creció mucho. Terminó siendo un árbol débil y deforme. Nadie venía a refugiarse a su sombra, porque sencillamente no tenía. Ni los leñadores quisieron su madera, era demasiado fea y poco ardería. Un día, una tormenta de agua, desbarató sus maltrechas raíces y destruyó el ya penoso árbol. Ahora se moría, tumbado, penoso, acabado.

Unos años más tarde, una familia tuvo que quedarse a dormir en el establo donde estaba el primer árbol. La mujer estaba embarazada y tuvo que dar a luz en semejante cochiquera. Cuando el precioso bebé hubo nacido, usaron el cajón, el pequeño pesebre que un día fue el árbol con sueños, como cuna para el pequeño. Cuando el pesebre vio que venían a verle pastores que le adoraron, cuando vio los coros celestiales que cantaban en su honor, se dio cuenta. Había logrado su sueño, pero no como esperaba. Ahora, en su interior, estaba el mayor tesoro de todo el mundo, del universo entero. Y esto fue posible gracias a que no creció tal y como él imaginaba que iba a ser lo mejor.

Algunos años después, el segundo árbol llevaba a un tal Jesús por el Mar de Galilea. No surcaba grandes océanos, olía a pescado más de lo que se atrevía a aceptar. Pero cuando vio la multitud que esperaba siempre allá donde iba, cuando escuchaba las palabras de su huésped, fue consciente que también había cumplido su sueño. Era el transporte del mayor rey, del único rey de todo el mundo. Y esto no lo habría podido conseguir si se hubiera convertido en el galeón que soñaba.

Un tiempo más tarde, un grupo de soldados romanos andaban por el bosque buscando árboles caídos para llevarlos a Jerusalén. Encontraron al tercer árbol. Lo cargaron hasta un pequeño monte junto a la ciudad. Allí, lo cortaron para sacar una cruz donde moriría un criminal, iba a servir para matar a una persona. Cuando colgaron al preso en su madera, fue consciente de la verdad. Había cumplido su sueño de la forma más increíble. Cuando se oscureció el cielo, cuando vino un terremoto, cuando todo el mundo se volvió loco y aquel romano dijo que verdaderamente era el Hijo de Dios, lo vio. No creció alto y fuerte, pero en todas las ciudades de la tierra se terminaría viendo su forma, no circularon manantiales de agua cristalina, pero circuló la sangre que limpiaría al hombre de sus pecados. No terminaría acogiendo a familias en verano, sino que serían millones los que acudirían a sus pies a refrigerar sus almas. Este árbol, de haber sido precioso y enorme, no habría logrado tal gloria.

viernes, 15 de abril de 2011

Star Wars

Me encanta Star Wars, sencillamente me fascina. Me entusiasma el disfrazarme de algún jedi (o preferiblemente algún sith) en carnavales, y que la gente me mire con cara de extrañada, que piensen que soy un “friki”. Me entusiasma hablar con mis amigos sobre la mitología creada alrededor del universo ideado por George Lucas. Me gustan sus películas, sus videojuegos, las canciones que los acompañan, los libros, los personajes (mi preferido es Darth Vader, por si os quedaba alguna duda) y absolutamente todo lo que rodea a estos temas.

A muchos de mis amigos también les encanta todo esto, solemos entretenernos con juegos de rol donde imaginamos ser personajes que nunca existieron en un mundo que jamás será recreado ni imaginado por nadie más. Lo pasamos realmente bien imaginando cómo serían las aventuras de inmortales vampiros que buscaban hace miles de años el control sobre la humanidad y sobre sus semejantes. Me encanta rastrear en mi mente alternativas ingeniosas a nuestra gris realidad.

Seguramente muchos de vosotros pensaréis de mí que soy un bicho muy raro, de aquellos que devoran comics y tienen su casa sembrada de posters de grupos de Heavy Metal. Pero la verdad es que todo el mundo hace esto mismo, lo único que con alguna diferencia.

¿Quién no ha soñado alguna vez que era otra persona? Mucha gente cree que es rara la gente que, de una manera quizá más evidente, hace ver que se ve como tal o cual personaje, pero a todo el mundo le gustaría verse en algún héroe, en el que salva a su amigo de una muerte segura en una guerra, en la mujer que lo arriesga todo para que sus hijos puedan seguir adelante, en aquel rico que usó su gran fortuna para salvar judíos de la muerte en los cuarenta, en aquella monja que gastó su vida en La India para ayudar a los que más lo necesitan.

Pero, ¿porqué la gente tiene la necesidad de imaginarse otras realidades?.¿A qué viene esta tendencia a buscar ser aquellos héroes de hace mucho tiempo en una galaxia muy lejana?.

Bueno, la verdad es que no soy psicólogo ni antropólogo, así que no puedo dar razones “médicas” para estos fenómenos, pero sí que soy uno de los que lo sufre, así que voy a dar mi opinión personal.

En mayor o menos medida, todos muchas veces tenemos la impresión que nuestra vida no es lo suficientemente emocionante, queremos algo más importante, algo más grande, algo más trascendente. Así también, vemos que el mundo que nos rodea no es un buen lugar en muchos sentidos, somos conscientes de cómo aquellos que son malvados abiertamente o que se aprovechan de los demás son aquellos que triunfan y los que realmente deberían ser los héroes son desechados por los poderosos, para que estos puedan seguir a lo suyo, robando, mintiendo o lo que sea. Baste como ejemplo lo que dije el otro día sobre los políticos acerca de sus estudios, o incluso de su integridad moral. Sabemos perfectamente que jamás nos haremos ricos trabajando, que la vida será difícil y no lograremos superar la mediocridad en casi todos los aspectos, y esto frustra. Hemos aprendido a base de caídas que la única manera de prosperar es en nuestra imaginación, que nuestro único recurso para lograr ser aquello que hemos soñado es soñarlo diréctamente, sin intermediarios.

Por eso queremos volar y meternos en un caza-x rumbo a la estrella de la muerte, para acabar con aquello que nos oprime, con aquello que nos grita que jamás vamos a asomar la cabeza, que el cielo está demasiado alto para nosotros. Deseamos empuñar nuestro sable láser y conseguir manipular a todos a nuestro alrededor y convertirnos en el malvado emperador de la galaxia. A escribir nuestro nombre en la historia de alguna manera, a romper las férreas cadenas que nos amarran al suelo, al frío, gris, húmedo y estrecho cubículo en que estamos metidos, sin saber que aquellos que nos han encerrado no pueden mantenernos allí, salvo por las mentiras que nos creemos. Sin saber que los únicos barrotes que nos encierran son aquellos que no dejan volar nuestra imaginación.

jueves, 14 de abril de 2011

Venganza

Hoy tenía pensado hablar sobre otro tema, pero al sentarme delante de la pantalla del ordenador, he visto un evento al que me ha invitado un amigo en el Tuenti.
Este evento informa de algunos de los acontecimientos que están ocurriendo en Costa de Marfil. En concreto de la auténtica masacre de cristianos que se está llevando a cabo por parte de los extremistas islamistas. Según dice este evento, ya son más de 1000 cristianos los que han sido calcinados, quemados vivos. Según algunas páginas web esta gente no son realmente cristianos, sino que podrían ser gente acusados de hechicería, disidentes políticos de algún tipo. En cualquier caso, esto para nada cambia la gravedad del asunto. Algunos habréis podido ver los vídeos que circulaban por internet, aquí os dejo un enlace, pero advierto, son muy fuertes y para nada aptos para personas sensibles.

Como algunos sabréis por los telediarios, Costa de Marfil se encuentra actualmente inmersa en una guerra civil a consecuencia de la negativa de Laurent Gbagbo, anterior presidente de abandonar el poder tras la victoria electoral de Alassane Ouattara. Esto ha traído una situación caótica por todo el país que ha posibilitado esta barbarie contra otros seres humanos, con tal crueldad, por causa de su fe.

Es posible que algunos podáis pensar que esto ocurre porque la gente de aquellas tierras africanas son, digamos, un poco brutos, que de ninguna manera eso podría pasar aquí. Bien, aparte de que dudo bastante que reste responsabilidad por su parte de ninguna manera el vivir en un país o en otro. Quienes hayan tenido la valentía (y el estómago) de ver esas imágenes, habrán podido comprobar la manera en que esta gente era apaleada mientras se les obligaba a permanecer en el fuego, habrán podido ver las risas de la gente alrededor, y las arengas a los verdugos.

Pero quiero confesar una cosa, esto no ha sido lo que más me ha impactado. De una manera o de otra estoy más o menos acostumbrado a tener noticias de masacres de gente a causa de su fe, más específicamente de cristianos. Lo que más me ha impactado han sido algunos de los comentarios que la gente dejaba en este evento del Tuenti del que antes os hablaba. Os voy a poner algunos ejemplos:

“Parece que alguien esta dispuesto a limpiar el mundo de basura irracional y soez. Les apoyo desde aquí.”
“Su dios les permite matar a los impuros esta claro que son superiores.”
“Kristianos ardiendo jajajja.”
“Es lo que tienen los cristianos... que son muy inflamables xDDD.”
“1 millon de cristianos deberian haber caido!”

Estos comentarios sí que me parecen de gente aún por civilizar. De gente a la altura de los energúmenos que queman a otros mientras les apalean. El reírse de estos casos, o el decir que deberían haber muerto un millón de cristianos me parece un fanatismo al mismo nivel, si no peor, que el del Santo Oficio.

Ante aquellos que odiáis a los cristianos tengo algo que deciros. Yo creo que Jesucristo es el Hijo de Dios, el Mesías prometido. Creo que gracias a su sacrificio, y solamente por él, tengo el paso abierto a Dios mismo, a la salvación. Creo que Jesús resucitó al tercer día conforme a las escrituras. Si alguien me odia por esto, u odia a otro cristiano por la única razón de serlo, si alguien quiera hacerme daño por esta fe, si alguien deseara en algún momento mi muerte por esto, la aceptaría de muy buen grado. Para esta gente tengo una advertencia que hacer: Este mismo Jesús es el señor del universo, él tiene todo en control, y suya es la venganza. Podéis dañar a los cristianos solamente porque Dios mismo lo permite, pero no tengáis duda que Él se vengará. Y por otra, este mismo Jesús un día volverá, y vuestras rodillas se doblarán delante de él, lo queráis o no.

miércoles, 13 de abril de 2011

"Me gusta"

Hace ya bastante tiempo, hablé de que el ser humano no es tan libre como presuponemos en un principio, como nos han enseñado en la escuela. Y para “demostrarlo” usaba algunas estadísticas donde veíamos lo asombrosamente parecidos que son los datos de temas aparentemente fortuítos, accidentales o aleatorios año tras año, en una población de más de 47 millones de personas, donde hay una diferencia de apenas 10 entre un año y otro, pareciendo que hay “algo” que, de alguna manera, nos condiciona para actuar de alguna u otra manera.

Hoy quiero hablar de otro ejemplo en este sentido, un ejemplo bastante más humorístico pero igualmente aclaratorio. Este ejemplo son los archifamosos grupos del Facebook.

Y es que todos hemos sentido la agradable sensación de ver que aquello que ni siquiera nos planteamos que hacíamos o sentíamos de una manera en especial, es exactamente lo que hace todo el mundo. Aquello que ni siquiera hemos caído que, de hecho, es un hábito para nosotros, es lo más normal para el común de los mortales. Y esto nos hace gracia, aparte que hay algunos que son ciertamente graciosos. Y quiero ilustrarlo con algunos ejemplos.


Yo también disimulo con el móvil cuando paso de saludar a alguien.

Decir que SI a todo y después hacer lo que te de la gana.

Yo también paso la ropa de la cama a la silla y de la silla a la cama.

Yo también me quedé aislado porque mi madre fregó el suelo.

Yo también me comí el cola cao a cucharadas y me dio tos.

Con quién vas? con los de siempre, quién son los de siempre? Mama van TODOS!!

Odio darme cuenta de que estoy respirando y tener que respirar pensando.

Poner el dedo para que no te muerdan demasiado bocata.

Comerse la punta del pan antes de llegar a casa.


Yo también he contado el abecedario con las chapas de los refrescos.

Yo también Jugaba a No Pisar las Lineas del Suelo.

Abrir y cerrar la nevera esperando encontrar nueva comida.


Recrear una conversación poniendo voz de imbécil al que me cae mal.


Odio que me despierten preguntando si estoy dormido.

“Mi madre también dice: esta es la primera vez q me siento en todo el día!”.

Yo también dije “trae, que tú no sabes!!” y yo tampoco supe.

Para los que paran el microondas 1 seg antes para no escuchar el ruidito.


Saludar a alguien , equivocarte y saludar al infinito disimuladamente.

Yo nunca he llegado a terminar una goma de borrar, antes se me pierden.

Yo también tendría que estar estudiando ahora mismo.


Decir “si eso te llamo” sin tener intención alguna de ir.

Nunca se si cantar “te deseamos todos” o “te deseamos (+ nombre).”

Yo también limpio, cocino y lavo la ropa el día que más tengo que estudiar.


Es gracioso, es curioso, ciertamente es algo inquietante. Somos entre nosotros mucho más parecidos de lo que pensamos, y francamente, mucho más de lo que queremos o podemos aceptar.

martes, 12 de abril de 2011

El agua

Probablemente, cuando hablamos de química, la mayoría de la gente, incluido un servidor, hay muy pocas cosas que podamos aportar. Es uno de esos grandes desconocidos para la generalidad del vulgo.

Hace un tiempo leí un libro llamado “La enciclopedia de la ignorancia” de Kathin Passig y Aleks Scholz donde habla de algunas de las cuestiones para las que la ciencia aún no ha encontrado respuesta. Y una de ellas, de la que os voy a hablar hoy, va sobre, seguramente, una de las pocas nociones químicas que todos, o casi todos, tenemos.

La composición del agua, al menos en estado puro, son dos átomos de hidrógeno asociados con uno de oxígeno. El hecho que el oxígeno posea ocho electrones y el hidrógeno solamente uno, hace que la molécula quede como un tronco grueso, el átomo de hidrógeno, con dos brazos, los átomos de hidrógeno y dos piernecitas, dos pares de electrones de oxígeno.

Esta caprichosa forma no tendría mayor trascendencia si no fuera por el hecho de que llena toda la tierra, está presente en cualquier lugar, moviéndose de un lado a otro. Se podrían decir muchas cosas del funcionamiento y particularidades que se conocen acerca del agua, pero prefiero concentrarme en algunas cosas que no se conocen.

Es muy curioso que el agua caliente se comporta de manera diferente que el agua fría. Es más, en muchas circunstancias el agua caliente se congela antes que el agua fría, esto se conoce como efecto Mpemba. Pero el tema es que no siempre es así, de hecho, lo lógico sería que no fuera así nunca. Pero esta es la magia del agua, es completamente caprichosa y “poco de fiar”. Hay muchas teorías acerca de este hecho, pero hasta ahora ninguna explica de una manera satisfactoria y al cien por cien el porqué de este extraño efecto.

Otro caso es la razón por la que el hielo es tan sumamente deslizante. Algunos piensan que alguien con patines de hielo, se desliza debido a la alta presión que se genera sobre el hielo por las afiladas cuchillas, sin embargo, esto sucede también con los esquíes y con los zapatos. Otra teoría reza que la fricción sobre la superficie helada del agua hace que se descongele una delgada película que hace que el cuerpo que está encima se deslice, pero también podemos comprobar que el hielo es completamente liso sin tener nada que esté ejerciendo esa fricción. Hay algunos científicos que piensan que entre las misteriosas propiedades del agua, hay una que hace que de una manera completamente autónoma, genere una capa líquida alrededor del agua solidificada que hace posible que el patinador se deslice con tanta gracia.

En cuanto al hielo hay más temas que no se encuentran explicación, por ejemplo, hay 9 tipos de hielo, dependiendo de la manera en que se asocian las moléculas del agua al solidificarse. Estos tipos de hielo se generan en distintas condiciones, eso sí está probado, pero lo que no se sabe es la razón real del porqué se asocian de estas distintas maneras en diferentes condiciones.

Aunque sin duda el hecho que se lleva la palma, la obra de arte mayúscula del agua es la formación de los copos de nieve. El caso es que la manera más normal en que se forman las partículas de hielo es en forma hexagonal, así que cuando la primera molécula de agua en estado gaseoso de las nubes se congela en forma de hexágono, a las que se asocian a ella no les queda más remedio que seguir la misma estructura. Sin embargo, cuando pasa viento por entre la nube, o cambia la temperatura en torno al copo en formación, ocurren cosas muy bellas, aumenta de altura, de diámetro, se forma un agujero en el medio y cada copo crece de una manera diferente y auténtica. Es para el ser humano un auténtico enigma el lenguaje en que cada copo nos habla de su propia historia vital. No se sabe cómo afectan específicamente al crecimiento de los copos de nieve las distintas condiciones atmosféricas. No se conoce qué aspectos son importantes para su formación, además de la humedad y la temperatura. No se entiende cómo puede ser que, partiendo de una molécula tan “sencilla” surjan formaciones tan sumamente complejas. Kenneth G. Libbrecht, del California Institute of Technology de Pasadena, vive expresamente para descubrir la realidad científica tras estos enigmas, su lema es: “Por lo menos una persona en este mundo debería saber cómo surgen los copos de nieve”.

Viendo un poco el comportamiento caprichoso y aparentemente fuera de la norma, podemos entender mucho mejor a Bart Simpson cuando decía :”El agua no obedece tus reglas. Va a donde quiere. Como yo, chaval.”

lunes, 11 de abril de 2011

Grande y pequeño

Supongo que todos recordaréis aquellos episodios de “Barrio Sésamo” en que Coco nos enseñaba, con su gracia personal, la diferencia entre dentro y fuera, grande y pequeño, lejos y cerca o lo que fuera. Ahora mismo no recuerdo qué ejemplo usaba para hacernos ver lo grande y lo pequeño, pero es fácil imaginar que usara, por ejemplo, una pelota de ping pong para algo pequeño y una de baloncesto para algo grande. No es nada difícil de imaginar, de hecho, seguro que tenéis la imagen en la mente ahora mismo.

Pues hoy quiero daros otros ejemplos de lo grande y lo pequeño, ejemplos que no tienen nada que ver con la sabiduría de Coco, ni siquiera del erudito panadero del “Barrio Sésamo”.

Grande: Si nos imaginásemos que nuestro sol es del tamaño de una naranja, entonces:
La Tierra sería del tamaño de un grano de arena, y giraría alrededor de la naranja a una distancia de 9 metros.
Plutón, representado con otro grano de arena, daría vueltas alrededor de nuestro cítrico a un kilómetro de distancia.
La naranja (estrella) más cercana a nosotros después de la nuestra, que es Alpha Centauro, se encontraría a más de dos mil kilómetros de nuestro precioso grano de arena.

Pequeño: En la cabeza de un alfiler hay tantos átomos que si tuvieran que ser llevados por un ejército, formado y marchando en columnas de a cuatro, un átomo por hombre, tardarían unos veinte mil años en pasar toda la tropa.

Grande: Si nuestro sol estuviera vacío:
Cabrían en él un millón trescientos mil planetas como el nuestro.
Sesenta y cuatro millones de soles como el nuestro cabrían en una estrella llamada Antares, si también estuviera vacía.
En la constelación de Hércules hay una estrella que podría contener cien millones de Antares.
La Epsilon, la estrella más grande conocida, podría hospedar en su interior varios millones de estrellas del tamaño de la de Hércules.

Pequeño: Los protones no son la partícula más pequeña que existe, aún así:
Se necesitarían varios trillones puestos en fila, para ocupar una línea de un centrímetro.
Hay tantos protones en un centímetro cúbico de cobre como gotas de agua hay en todos los mares y océanos del mundo y granos de arena en todas las playas del globo.

Grande: Si nos parece que un coche va rápido a 140 kilómetros por hora:
La Tierra gira alrededor de su eje a mil seiscientos kilómetros por hora.
Se mueve alrededor del Sol a más de cien mil kilómetros por hora.
Es arrastrada por el Sol a través de nuestra galaxia a su vez a más de cien mil kilómetros por hora.
Se mueve en órbita alrededor de nuestra galaxia a casi ochocientos mil kilómetros por hora.
Cada veinticuatro horas cubrimos una distancia de casi cien millones de kilómetros, casi treinta y cinco mil millones al año.

Pequeño: El tamaño de un electrón en relación con el tamaño de una mota de polvo es como el de una mota de polvo en relación con la Tierra.

Piensa en esto la próxima vez que te creas demasiado pequeño para llegar a hacer alguna cosa, o lo suficientemente grande para pisar a nadie.

viernes, 8 de abril de 2011

Pro Anima Artorius

El rey paseaba desolado por las enormes salas de su castillo en la bellísima ciudad de Camelot. Las mismas leyes que le habían conservado como rey, aquellas que él mismo había servido durante tantos años, eran las que iban a destruir su bien más preciado.

¿Cómo habría podido Lancelot?, ¿porqué le había traicionado su mujer, Ginebra, su reina?.

Ahora era demasiado tarde, en una de las ocasiones en que había tenido que ausentarse de Camelot por causa de guerra, ambos amantes habían sido descubiertos por Mordred, el hijo de Arturo. No había lugar a juicio o mayores miramientos, ambos debían morir por alta traición. Tanto Ginebra como Lancelot fenecerían quemados en una hoguera que, si Dios tenía misericordia, también calcinaría su traición y, si la gracia divina así lo permitía, Arturo volvería a disfrutar de su amada en la otra vida. Ese era su único consuelo. Ahora debía permitir su ejecución, debía respetar las leyes de Camelot.

Años le separaban de su gran momento de gloria. Aquel en el que, siendo un muchacho de apenas 15 años recién cumplidos, Arturo acudió, acompañando a su padrastro, sir Héctor, a un campamento que se había formado alrededor de una espada clavada en un yunque. La leyenda rezaba que quién sacase ese filo de su prisión férrea, sería el nuevo rey por sobre toda Inglaterra y que sería el encargado de reunir todos los pueblos de las islas de Gran Bretaña para darles poder y gloria.

Este campamento se había creado hacía relativamente poco tiempo. En apenas 4 años, comerciantes, taberneros, prostitutas, casas de apuestas, todo tipo de negocios habían ido prosperando alrededor de la mística espada negra. La razón es que eran miles los visitantes que llegaban de todos los rincones de Inglaterra, de las tierras de los francos, de Castilla y de todos lugares del mundo para intentar conseguir el trofeo del reino. Lo realmente curioso es que si, como rezaba la leyenda, esa espada llevaba ahí alrededor de un siglo, cuando un mago hizo el hechizo para dejarla allí hasta que quién fuera digno la pudiera sacar, solamente había explotado su fama hacía unos pocos de años.

El caso es que sir Héctor trató infructuosamente de liberar el acero del yunque donde estaba hincado. Frustrado, se dio la vuelta y, mientras se dirigía a su caballo para volver a casa, un anciano le dijo en tono de mofa que porqué no dejaba al muchacho probar suerte. Héctor se dio la vuelta y, mirando a la multitud, no encontró al autor de la propuesta. Pero estas palabras habían calado hondo en algunos otros observadores que también animaron al chico a atreverse contra el reto que se le había resistido a su padrastro y a todos los caballeros y mozos que habían buscado fortuna.

El joven Arturo miró a la espada, y seguidamente a Héctor en busca de aprobación, con cara de realmente estar mendigándola. La gente que le animaba, iba creciendo extrañamente. Hector, que al principio pensaba que ciertamente era una estupidez que el crío lo intentara habiendo fracasado su mentor, se estaba comenzando a animar en vista al clamor popular. Era claramente muy extraño ver a tanta gente aclamando a Arturo, suplicando a Héctor para que dejara al chico probar fortuna. Así que, después de un rato en el que los ánimos prácticamente se convirtieron en una ovación popular en favor del chico, su tutor le miró y, levemente, asintió con la cabeza dando su tímida aprobación.

En ese momento, el corazón de Arturo estaba a mil. Por una parte, emocionado por tener la oportunidad de probar suerte con la mítica espada, aclamado por cientos de personas y con la aprobación de Héctor, cosa que jamás hubiera pensado haber conseguido, y por otra, por tener la absoluta certeza que, como los miles y miles que habían probado antes que él, iba a resultar en un fracaso. Aunque, según se acercaba, a paso ligero, a su destino, una pequeña llama de esperanza se encendía en su joven corazón. Cuando estuvo cerca del yunque, casi sentía que esa pequeña llama iba a quemarle, y cuando sintió el frío acero de la empuñadura de la espada en sus manos, creía que iba a estallar dentro se su nervioso pecho.

Arturo contuvo la respiración y se dispuso a sacar la espada, mientras, se podía escuchar el sonido del viento, cosa que en todo el día se había conseguido hacer, por el silencio que reinaba en el poblado, todos estaban pendientes del joven que estaba intentando sacar la espada, casi como si olvidaran que cientos chavales de su misma edad lo habían probado antes que él. Solamente tuvo que tensar minimamente los músculos de sus brazos para notar cómo la espada cedía. Paró. No se lo podía creer, estaba al borde de un ataque al corazón. Debía haber sido solamente una sensación que le había dado, no podía ser que fuera tan sencillo, ni siquiera había hecho fuerza. Nadie parecía haberse dado cuenta de que la espada se había movido un poco, la verdad es que era muy poco. Volvió a agarrarla fuerte y, sin apenas esfuerzo, la espada salió hasta el final, hasta que solamente fueron sus manos las que la sujetaban.

Arturo se quedó mirando al negro brillo del filo. Parecía estar hipnotizándole. Con una sonrisa tonta de medio lado miraba la llave que le abriría el trono, no solamente de Inglaterra, sino de todas las islas británicas, sería un buen rey. Su mente ya estaba bullendo con la cantidad de posibilidades, la cantidad de cosas que, a lo largo de su corta vida había soñado con poder cambiar, eliminar injusticias, dar facilidades a todos por igual, ennoblizar el trono, allanar su país. Podría al fin ser él mismo el salvador que siempre soñó que algún día llegaría para mejorar las cosas.

Entonces, aturdido por la situación, se dio la vuelta y lo vio. Cientos de personas arrodilladas delante de él. Cientos de cabezas agachadas ante su humilde estampa. El pequeño ahijado de Héctor, apenas un adolescente imberbe, se acababa de convertir en el rey de Inglaterra, en el prometido salvador.

Ahora, decenas de años después, con la cruda realidad encima, aquella que le demandaba que ordenase la muerte de su amada esposa, de su reina y de su mejor caballero y amigo. Si hubiera alguna manera en que pudiera salvarlos, perdonar el terrible acto, la mayor de todas las traiciones, lo haría, lo que fuese. Deseaba hacerlo. En ese momento cambiaría todo su poder, cambiaría aquel momento glorioso en el que, por primera vez, sostuvo a Excalibur en sus inexpertas manos, cambiaría todos los momentos, todos los cambios, todas las noches junto a Ginebra, absolutamente todo desde esa tarde de junio hasta hoy, solamente por no tener que responsabilizarse de la muerte de los dos amantes. Ellos habían cometido el crimen, pero él se sentía el responsable. Él iba a ser el verdugo de los dos mayores tesoros que había conocido en este mundo, incluso por encima de la espada que le dio todo lo que tiene, aquella por la que destruyó a los sajones como a un rebaño de ovejas sin pastor. Pero no había nada que pudiera hacer por salvarlos. ¿O sí?.

Pocas horas más tarde, desde el balcón de sus aposentos reales, el turbado Arturo contemplaba la pira ya preparada. Ese infierno que se iba a crear para purificar Camelot, el lugar donde la justicia tenía que reinar sobre todo, incluso sobre el rey y su reina. La tarde estaba lluviosa, oscura, parecía como si las nubes conocieran la negrura de aquella funesta tarde. El ocaso se adelantaba como si los mismos rayos del sol no quisieran ver lo que se avecinaba. En el patio del castillo, había una docena de personas. Por orden real, y en contra de la voluntad de casi todos, solamente iban a presenciar el acontecimiento los estrictamente necesarios, nadie se mofaría de su reina y de su hermano.

Los sentenciados entraron en escena ataviados con una pesada túnica de lana marrón. Arturo no sabía si quería ver el cumplimiento de la sentencia o prefería permanecer ciego ante aquello. Se acercaron, conducidos por media docena de soldados reales, a la pira preparada para su cremación. Allí esperaban un par de verdugos con la cabeza tapada. Todo parecía tan macabro que nadie pensaría que el corazón de aquel que había ordenado su muerte estaba resquebrajadose, que sus ojos apenas podían abrirse por lo hinchados que estaban, por la cantidad de lágrimas que lloraban.

Los amantes fueron liberados de las cuerdas que les apresaban para que su lugar lo ocuparan unos grilletes de hierro que ya tenía en las manos uno de los verdugos.

En ese momento, en un rápido movimiento del hábil Lancelot, sacó de debajo de su túnica una espada que hizo retroceder a todos al instante. En sus manos lucía, con la maestría del que ha vivido toda su vida empuñando el hierro, la espada del brillo negro, la corona de Arturo, Excalibur. Nadie lo entendía, ¿cómo había podido ser?. La espada siempre la tenía Arturo junto a sí. Sin que nadie opusiera ninguna resistencia, el caballero acompañó a Ginebra a la salida, donde dos caballos los esperaban, convenientemente preparados para un largo viaje.

Arturo, destrozado, y dentro del dolor de haber perdido a su mujer y a su hermano, estaba satisfecho. Aunque por el camino hubiera perdido la espada que le dio el trono, la que le habría dado el mundo de habérselo propuesto. Había perdonado la vida de los que él más quería, había perdonado sus males contra Camelot. Arturo ciertamente pagaría esta afrenta, este mal contra sus propias leyes. Pero ahora nada de eso importaba. Sabía que los dos amantes serían felices, fueran donde fuesen. Serían felices. En su corazón, todo lo arriesgado, todo lo sufrido, todo lo perdido había merecido la pena.

La Rosa abandonaba Camelot para seguir su viaje por la historia, viaje que le llevaría a Castilla. A las manos de un desterrado por su rey, a otro que, gracias al poder de la espada negra, conseguiría escribir su nombre con sangre en la historia de la humanidad, Don Rodrigo Diaz de Vivar.

jueves, 7 de abril de 2011

La otra historia

Hay algunos temas que ciertamente me asombran. Algunas disciplinas que me llaman poderosamente la atención. Como habréis podido comprobar a poco que hayáis seguido minimamente algunas entradas de mi pajarería, la historia es una de las ciencias que más me llenan, especialmente si se trata de la historia oculta, aquella que no aparece en los documentos oficiales ni en los libros de historia de la escuela.

Me gustaría que esta entrada sirviera de introducción para algunas otras que escribiré, para lo que tendré que investigar un poco más referente a aquellas escenas de la historia acerca de las cuales no existe respuesta, la que se ofrece oficialmente no es todo lo satisfactoria que debería o abiertamente nos han mentido en los libros de texto.

Como todos ya sabemos, la historia siempre la escriben los vencedores, y la escriben como a ellos mejor les viene, no de la manera más católica en la mayoría de las ocasiones. Y como no por mucho repetir una mentira se convierte en verdad, podemos , sin tener que pararnos a pensar demasiado, llegar a la conclusión de que la historia que conocemos y que damos como cierta es básicamente un engaño urdido a lo largo de los tiempos por aquellos que han tenido el poder suficiente para torcer lo que en el futuro se dirá de ellos a su imagen y semejanza. Lo que está escrito en nuestros manuales de secundaria es básicamente una mentira repetida durante cientos, incluso miles de años, pero una mentira al fin y al cabo.

Pero, al haber pasado el tiempo, que es lo que tiene la historia, hay algunas cosas que nunca podremos saber, porque no tendremos los datos para asegurar categóricamente todo los hechos. Pero esto, yo creo, no tiene porqué ser un hecho negativo. Considero un acto legítimo, sano e incluso divertido el encontrarse un enigma en medio del mar de la historia, como hay miles de ellos, y tratar de buscar una respuesta que concuerde con el contexto del momento en cuestión. Ya sabéis que soy bastante “friki” y me encantan las explicaciones rocambolescas y atípicas, aquellas que una persona seria se supone que debe descartar de antemano, pero bueno, así soy y la verdad es que me gustan mucho este tipo de razones para buscar el sentido a la historia, esta es una de las razones por las que podéis ver la serie de entradas de “La Rosa de Sharón”, no espero que esta sea una explicación real de los acontecimientos históricos que rodearon a los personajes de los que hablo, pero me parece una explicación divertida, imaginativa y que puede sonar a plausible. (Dicho sea de paso, algo que suena a real y que parece real, no tiene porqué ser real.)

Así, tenemos algunas incógnitas de las que intentaré reunir información y mostrároslas desde todos los enfoques posibles para que cada uno saque sus propias conclusiones que, por lo menos, suenen a reales. Algunos de estos temas son:

Está claro que en la antigüedad, existía algún tipo de conocimiento que, en muchos aspectos, superan al de la actualidad. ¿Cómo es esto posible?, ¿cómo puede ser que aquella gente, poco más que cavernícolas, puedan poseer más saber que nosotros, en la cumbre de nuestra civilización?, ¿porqué hemos ido a menos en esta sabiduría?, ¿acaso hay alguien que les haya instruído, alguna fuerza desconocida actualmente?.

En estos momentos hay una creciente oleada de historiadores que defienden que las fechas, especialmente durante la Edad Media, fueron prácticamente inventadas. Esto podría inducir a errores históricos de años, incluso de siglos. Que nos hayamos basado en libros y en documentos con gran posibilidad de haber sido falseados al servicio del mandamás de turno nos hace sentir que nos encontramos ante una historia, en este caso de la Edad Media, con pies de barro. Esto es así hasta tal punto que hay historiadores que dudan de la existencia de la figura histórica de Carlomagno, otros incluso llegan a afirmar que no se puede tener evidencia segura de ningún hecho entre los siglos primero y décimo de nuestra era.

Otro tema que valdría la pena evaluar, es la supuesta presencia de culturas procedentes de Eurasia y África en el nuevo continente anteriormente a Colón, incluso antes de la hipotética llegada de los vikingos a América del Norte.

Hay otros muchos enigmas de los que podemos hablar en esta “sección”, posiblemente miles de ellos, yo he mencionado estos tres pero estoy abierto a opciones y, por supuesto, a opiniones. Así que, amigos míos, la puerta de los misterios históricos se abre ante nosotros. El debate está servido.

¡Buen viaje!

miércoles, 6 de abril de 2011

El G.P.S.

Desde el comienzo de los tiempos el ser humano ha tenido la necesidad de orientarse para llegar a lugares específicos. Los humanos nos expandimos por toda la tierra y es obvio que de alguna manera necesitábamos ubicar los lugares donde habitábamos y, al menos, alguna manera de orientarnos para llegar a los lugares de caza, donde estaba el agua, al pueblo de al lado o a la capital del imperio de turno. Precisamente nosotros, los españoles, con nuestro afán conquistador, somos de los que más hemos usado todos estos utensilios creados para orientarnos. Necesitábamos astrolabios, mapas cartográficos, conocer perfectamente la cúpula estelar, los vientos, incluso, para los antiguos, era importante conocer los lugares por los que podían y no podían pasar por miedo a monstruos marinos o algún mal desconocido para ellos.

Pues bien, hay algo que también desde el principio de la humanidad viene siendo común a todos los seres humanos, como hablábamos el otro día, y es la necesidad de un salvador. Existen muchas historias de diferentes culturas que esperaban, incluso muchas que siguen esperando la venida de aquel que libere a la humanidad del mal, de los demonios, de los imperios que oprimen a los débiles o de algún otro daño. Esta es casi una constante en muchas de las tribus que aún están perdidas en las selvas, montañas y desiertos del mundo, apartados del resto de la civilización. Es probable que incluso alguno de vosotros hayáis escuchado de alguna de estas profecías que aseguran la llegada de este salvador bajo tales o cuales circunstancias.

Tenemos un libro, escrito a lo largo de 1500 años aproximadamente, por 40 escritores de la más diversa índole. En este libro hay no menos de 100 profecías acerca de las condiciones que cumpliría el mesías prometido. Más de un centenar de requisitos que debía satisfacer el que se hiciera llamar salvador, aquel que libraría a su pueblo de sus pecados. Estas profecías, estas condiciones indispensables, nos llevan como por un mapa, como si tuviésemos un astrolabio, como si fuésemos unos especialistas astrónomos por entre el mar de los engaños, de los falsos mesías, de los intérpretes de la ley, de la gente en general. Si solamente tuviésemos un par de profecías o tres, sería sencillo que un hombre, o varios a lo largo de la historia, reclamase el “puesto” de mesías. Pero la probabilidad para que alguien cumpliera estas profecías es realmente pequeña. Vamos a ver algunas de ellas.

Para empezar, dice en Génesis 3:15 que la simiente de Eva aplastaría la cabeza a la serpiente, es decir, que destruiría la obra de Satanás. Ésta no es difícil de cumplir, cualquiera podría reclamar ser descendiente de Eva.

Otra profecía, que sería descendencia de Abraham, la encontramos en Génesis 12:3, esto incluye a los Israelitas, los árabes y algunos otros pueblos que salieron de Abraham. Hemos reducido mucho las posibilidades, pero aún tenemos a varios millones de candidatos. Solo llevamos dos, sigamos investigando.

En Números 24:17, reduce la lista al pueblo de Israel, otro enorme corte. Nos hemos quitado a más del 90% de la población universal, y solo llevamos 3 profecías. Dentro del pueblo de Israel, tenemos a una tribu señalada, la de Judá, según Génesis 49:10, dentro de esta tribu, hay una familia señalada, la de Isaí como podemos ver en Isaías 11:10 e incluso dentro de esta, tenemos la promesa de que sería descendiente directo de David (Jeremías 23:5-6). Y no solamente esto, también debería ser el heredero legítimo del trono de Israel como dice en Isaías 9:7. Realmente ya está muy restringido el número de personas que podría reclamar este título, pero aún se restringe más.

Está explícitamente señalado que nacería en el pequeño pueblo de Belén (Miqueas 5:2), incluso llega a señalar que nacería de una virgen en Isaías 7:14.

Está claro que todos sabéis a dónde quiero llegar, a qué personaje histórico en concreto llevan todas estas profecías. Solamente llevamos 9 condiciones de estas más de 100 que os comentaba y todos ya tenemos una idea de una persona que las ha cumplido todas, una por una. Solamente con estas 9 hubiéramos tenido bastante para señalarle sin ningún tipo de duda. Este mesías debía ser hijo de mujer, más específicamente de una virgen en el pequeño pueblo de Belén, descendiente de Abraham, de la tribu de Judá, de la familia de Isaí, descendiente directo de David y no solamente eso, sino su heredero legítimo, parece bastante bastante explícito. Pero la Biblia nos lo deja aún más claro.

El Mesías sería: adorado por pastores (Salmos 72:9), honrado por grandes reyes (Isaías 60:3), pretendido asesinar cuando aún era bebé mediante una matanza de niños (Jeremías 31:15), se escaparía a Egipto (Óseas 11:1), declarado Hijo de Dios (Salmos 2:7), predicaría en Galilea (Isaías 9:1-2), hablaría en parábolas (Salmos 78:2-4), sería un profeta (Deuteronomio 18:15), sanaría a ciegos, cojos y sordos (Isaías 29:18), su carácter sería manso y apacible (Isaías 42:2-3), predicaría a los no judíos (Isaías 42:1), rechazado y odiado por su propio pueblo (Isaías 8:14), tendría una entrada triunfal en Jesusalén montado en un pollino (Zacarías 9:9), traicionado por un amigo íntimo (Salmos 41:9) por treinta piezas de plata (Zacarías 11:12), acusado por testigos falsos (Salmos 35:11), permanecería callado en las acusaciones (Isaías 53:7), escupido y golpeado (Isaías 50:6), fustigado (Isaías 53:5), odiado sin razón (Salmos 35:19), crucificado entre malhechores (Isaías 53:12), su sacrificio sería en sustitución de nuestra propia culpa (Isaías 53:5), sus pies y sus manos sería agujereadas (Zacarías 12:10), le darían a beber vinagre para saciar su sed (Salmos 69:21), soldados se sortearían sus ropas (Salmos 22:17-18), en su peor momento, sus amigos permanecerían lejos de él (Salmos 38:11), durante su muerte, no se rompería ningún hueso (Salmos 34:20), resucitaría tras su muerte (Salmos 49:15), ascendería al cielo (Salmos 68:18), sería el salvador de los no judíos así como de los judíos (Isaías 9:2).

Estas son algunas de las profecías que hablan del mesías en el Antiguo Testamento, en los escritos sagrados hebreos. La evidencia es tan apabullante a favor de la idea que Jesús es el cumplidor de todas y cada una de estas profecías que es literalmente imposible que nadie más a lo largo de toda la historia hay cumplido estas condiciones salvo uno. Realmente, viendo la cantidad de requisitos que proponen estos libros escritos, el más reciente, 400 años antes del nacimiento de Jesús, que la probabilidad de que una persona cumpla todo esto es tan grande como que desde el espacio lanzásemos un dardo a la tierra y acertásemos exactamente en el centro de una diana de, digamos, el tamaño de un átomo.

La evidencia es tan enorme que, incluso en el caso que dudásemos de la veracididad o del tiempo en que fueron escritos los libros que dan tantos detalles de la venida del salvador o incluso dudando profundamente de la realidad de los escritos de los evangelios que relatan el cumplimiento de todas y cada una de estas profecías, deberíamos estudiarlo con suma cautela. Porque tenemos manuscritos como, por ejemplo los de las cuevas de Qumram en el Mar Muerto, que datan de antes del nacimiento de Cristo y, sin embargo, recogen una de las profecías más precisas y escalofriantes de la pasión del mesías, profecía que fue cumplida por Cristo, e incluso esta información la podemos obtener no solamente de los evangelios, sino de fuentes romanas o judías.

Para mí es más que evidente que Jesús cumplió todos y cada uno de los requisitos que debería cumplir el Mesías, el Salvador. La demostración es clara, abundante y contundente. Soy consciente que, desde el prisma del escepticismo, puede parecer un engaño para hacer parecer al personaje de Jesús lo que no es. Pero por lo menos me gustaría generar esta incertidumbre en vosotros, que al menos tengáis el beneficio de la duda, y que investiguéis para confirmar si este carpintero judío del primer siglo de nuestra era es el Salvador, aquel que llevaba siendo anunciado desde el principio de los tiempos, o era un farsante que soñó ser igual a Dios. A mi este G.P.S., este mapa cartográfico, estas estrellas, con precisión me llevan a Jesús, el hijo de José y María. Juzgad vosotros mismos.

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