jueves, 22 de octubre de 2009

Las estrellas


Tengo un mensaje que daros. Un mensaje de desesperación y esperanza al mismo tiempo.

Siempre se dijo que nunca una noche venció a un amanecer.

Y no vengo a discutirlo.

Pero, ¿qué ocurre cuando ese amanecer parece tan lejano e inalcanzable que dudas si lo verás algún día? ¿Y si yo muero diez segundos antes de que amanezca?

La vida nos enseña muchas cosas, y una que me ha enseñado es que no debo esperar amaneceres. Porque el sol saldrá, sí, pero, mientras llega, no debemos llorar bajo una sombrilla mirando la suciedad en nuestros pies.

No.

Debemos mirar al cielo.

En ocasiones el cielo es más bello en la oscuridad, nos permite ver lo que siempre está ahí y no vemos porque nos ciega el sol.

Es posible que, en tu oscuridad absoluta, el cielo sea el más bonito que se recuerda. Es Posible que tus ojos estubieran tan cegados por el sol resplandeciente de tu felicidad pasada que necesites un anochecer para percibir aquellas estrellas en lo alto. Miles de soles tan poderosos como el nuestro, esperándote.

Es posible que, en tu medio de tu oscuridad, solo necesites alzar los ojos, olvidarte de tu barro, y maravillarte ante la asombrosa belleza del infinito.

Deja de buscar amaneceres.

Deja de esperar al alba, llorando.

Porque seguramente, esa oscuridad que tanto te aflije, es exáctamente lo que necesites, para encontrar el camino a casa.

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